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Frases de Santo Tomás de Aquino

Frases de Santo Tomás de Aquino

Fraile, teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de Predicadores, es considerado el principal representante de la enseñanza escolástica.

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  • Ley mala, ley nula.



  • Toda verdad, dígala quien la diga, es del Espíritu Santo.



  • A aquel que tiene fe, ninguna explicación le es necesaria. Para uno sin fe, ninguna explicación es posible.



  • El amor no es una pasión, porque ninguna virtud es pasión, y todo amor es "cierta virtud.



  • El bien común supera al bien particular.



  • Sea cual fuere el don que hagamos a alguien, el primer regalo que le hacemos es el de amarle.



  • El padre debe ser más amado que la madre, pues él es el principio activo de la procreación, mientras que la madre es tan sólo el principio pasivo.



  • El amor conduce a la felicidad. Sólo a los que lo tienen se les promete la bienaventuranza eterna. Y sin él, todo lo demás resulta insuficiente.



  • El que ama sale de su interior y se traslada al del amado en cuanto que quiere su bien y se entrega por conseguirlo, como si fuera para sí mismo.



  • El amigo es mejor que la honra, y el ser amado, mejor que el ser honrado.



  • El amor produce en el hombre la perfecta alegría. En efecto, sólo disfruta de veras el que vive en caridad.



  • Dios, causa de todo, por lo inmenso de su bondad amorosa, sale de su propio interior para colmar todas las cosas.



  • El único instrumento que los hombres tenemos tanto para perfeccionarnos como para vivir dignamente es la educación.



  • El verdadero maestro es aquel que ayuda al alumno a alcanzar la perfección de la ciencia.



  • Todos los hombres por naturaleza desean saber.



  • El maestro que se limita a responder un problema solamente con argumentos (citando autores) deja al discípulo con la cabeza vacía.



  • El bien puede existir sin el mal, sin embargo el mal no puede existir sin el bien.



  • El hombre no puede vivir sin alegría, por lo que cuando se le priva de los verdaderos goces espirituales, es necesario que se vuelva adicto a los placeres carnales.



  • Todo eso es verdad, en poder de quienquiera que se ha dicho tiene su origen en el Espíritu.



  • Para que una guerra sea justa, tres cosas son necesarias. En primer lugar, la autoridad del soberano. En segundo lugar, una causa justa. En tercer lugar, una intención que le corresponde.



  • ¿Cómo se viven en tal armonía los miles de millones de estrellas - que la mayoría de los hombres apenas pueden estar un minuto sin declarar la guerra en la mente de alguien que conocen.



  • Por la caridad el hombre es puesto en la misma realidad divina haciéndose uno con Él.



  • El hombre no puede vivir sin ningún tipo de placer; por lo tanto, cuando es privado del verdadero placer espiritual, se volverá adicto a los placeres carnales.



  • No hay nada en esta tierra más preciado que la verdadera amistad.



  • La amistad es la fuente de los grandes placeres y sin amigos incluso las actividades más agradables llegan a ser tediosas.



  • No hay nada en la tierra más preciado que la amistad verdadera.



  • ¿Cómo podemos vivir en armonía? Primero necesitamos saber que somos todos igualmente amados por el mismo Dios.



  • No puede haber falsedad alguna en el sentido literal de las Sagradas Escrituras.



  • Si el objetivo más importante de un capitán fuera el de preservar su bote, lo dejaría en el puerto para siempre.



  • Un pecado o vicio capital (la ira, la gula, la soberbia, la lujuria, la pereza, la envidia y la avaricia), es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal.



  • El término ‘capital’ no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados.



  • Para aquel con fe, no es necesaria ninguna explicación. Para alguien sin fe, no existe explicación posible.



  • La fe tiene que ver con las cosas que no se ven, y la esperanza con cosas que no están al alcance.



  • El despilfarro, el egoísmo y la avaricia son los principales enemigos de la humanidad.