Frases de Hermandad

La fraternidad cristiana es una fraternidad abierta. Jesús definió a su familia por una simple posición: «Quienquiera que haga la voluntad de Dios, lo mismo es mi hermano, y mi hermana, y mi madre».

Que el nacimiento de Cristo Salvador renueve corazones, despierte el deseo de construir un futuro de mayor fraternidad y solidaridad, y traiga alegría y esperanza a todos.

Los espiritistas podían observar el mundo de los espíritus, tomar notas y aplicar estas observaciones al mundo material. De los espíritus, los espiritistas obtuvieron «un código de gobierno» que garantizaba la libertad en la tierra. El espiritismo enseñó que los seres humanos en la tierra no estaban solos, y los espíritus que los guiaron vivían en sociedades armoniosas construidas sobre la fraternidad fraternal.

La humanidad afirma la grandeza de Dios. Y afirmamos la grandeza de Dios con nuestra confianza. Tenemos un Gran Dios y si vivimos a la fuerza de un Gran Dios, lo que significa generosidad y fraternidad, bondad y buena voluntad, este gran Dios hará grandes y seguros a las personas y una sociedad grande y confiada de personas que conocen a su Dios.

No se puede ver la hermandad; ni se puede oír ni probarlo. Pero puedes sentirlo cien veces al día. Es la palmadita en la espalda cuando las cosas se ven sombrías. Es la sonrisa del aliento cuando el camino parece difícil. Es la mano que ayuda cuando la carga se vuelve insoportable.

Durante los tiempos de desastre, el dolor reúne a las personas en un espíritu de amistad, e influye en que el hombre reconozca las bendiciones de convertirse en el guardián de su hermano.

Puedes pedir la paz tan fuerte como quieras, pero donde no hay fraternidad al final no puede haber pa...

Si queréis ser hermanos, dejad que los brazos caigan de vuestras manos. Uno no puede amar mientras sostiene los brazos ofensivos.

Ningún amor más grande tiene un hombre que él da su vida por su hermano. Ni por millones, ni por gloria, ni por fama. Para una persona, en la oscuridad donde nadie lo sabra, ni verá.

Al practicar la fraternidad, damos un buen ejemplo para los que nos rodean y, a cambio, sentimos una sensación de autocumplimiento por haber ayudado a un ser humano.

En este mundo encogido, los hombres ya no pueden vivir como extraños.

No hay hermandad del hombre sin la paternidad de Dios.

Al vivir con los demás en esta tierra necesitamos por fin reconocer la realidad de la fraternidad. Somos hermanos. Compartimos un destino común.

La hermandad es comida, refugio y lluvia, sí, pero también es la palabra de esperanza, la palmadita en la espalda, la puerta abierta, el cálido hogar.

Un mundo pacífico depende de una mejor comprensión y respeto unos de otros en un espíritu de fraternidad y de adhesión a los principios éticos.

La fraternidad del hombre es una parte integral del cristianismo nada menos que la paternidad de Dios; y negar a uno no es menos infiel que negar al otro.

La hermandad del hombre suele considerarse algo inalcanzable, la visión de un soñador. La verdad es que la fraternidad existe ahora y siempre ha existido. La hermandad del hombre está aquí. No es una fantasía, sino un hecho. No es un sueño, sino una realidad.

Vivimos en un mundo que se ha estrechado en un barrio antes de que se haya ampliado en una hermandad.

¿No somos todos hermanos y hermanas? Por lo tanto, no debemos extender el amor de la fraternidad en todo lo que hacemos.

Si tuviera un deseo para ustedes esta época navideña, desearía que el amor de Dios y la hermandad que todos compartimos estén con ustedes.

No creo que un accidente de nacimiento haga a la gente hermanas o hermanos. Los hace hermanos, les da la mutualidad de la paternidad. Hermandad y fraternidad es una condición en la que la gente tiene que trabajar.

Miro a un momento en el que la hermandad no necesita publicidad; a un momento en que un premio de hermandad sería tan ridículo como un premio por levantarse cada mañana.

No necesitamos guerras sagradas. Lo que necesitamos es tolerancia, fraternidad y humanidad simple.

No podemos vivir sólo por nosotros mismos. Mil fibras nos conectan con nuestros semejantes; y entre esas fibras, como hilos simpáticos, nuestras acciones funcionan como causas, y vuelven a nosotros como efectos.

La verdadera hermandad no requiere lazos de sangre.

Dios, qué mundo, si los hombres en la calle y mar sintieran ese mismo parentesco del corazón humano que los hace, frente al fuego y el diluvio, elevarse al significado de la verdadera fraternidad.

Hasta que te hayas convertido realmente, en realidad, como hermano de todos, la hermandad no se llevará a cabo.

Si bien no es cierto que haya una fraternidad universal del hombre, es bastante bíblico decir que hay un barrio universal. Sin embargo, sólo requiere un ligero cambio para pasar de la idea del barrio universal a la de la fraternidad universal.

La fraternidad de la humanidad son aquellas ideas de vida armoniosa que no pueden ser catalogadas sin compasión, amor y libertad. Cada persona que es un componente de fraternidad da más allá de lo que puede ser concebido para ser egoísta; lo que pone al otro ante los anhelos o necesidades. Es esta combinación inmortal de cuidar a otro y la búsqueda de la conciliación lo que hace de cada persona una fuerza unificadora.

No se puede promover la hermandad del hombre incitando al odio de clase.

La gran ciudad puede enseñar algo que ninguna universidad por sí misma puede impartir por sí misma: un sentido vívido de la grandeza de la fraternidad humana, un sentido vívido de la creciente obligación del hombre con el hombre; un sentido vívido de nuestra dependencia absoluta el uno del otro.

Quien quiera que esté en oración puede decir: ‘Padre Nuestro’, reconoce y debe sentir la hermandad de toda la raza de la humanidad.

Pronto o más tarde toda la gente del mundo tendrá que descubrir una manera de vivir juntos en paz, y así transformar esta alegría cósmica pendiente en un salmo creativo de fraternidad.

Un verdadero amigo alcanza tu mano y toca tu corazón.

Un amigo es como un trébol, es difícil de encontrar y da buena suerte.

Cuando la batalla se recrudece, se prueba la lealtad del soldado.

La lealtad constituye el más sagrado bien del corazón humano.

La lealtad es mantenerte al lado de alguien incluso si sus acciones están en contra de tu voluntad.

La lealtad es un rasgo característico y los que la tienen la dan de forma gratuita.

No hay nada peor que aquellos que confunden la lealtad con la aceptación de todos los errores.