Frases de Indiferencia
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Las hipócritas seguridades de la caridad oficial dejan al egoÃsmo la ventaja de mantenerse indiferente, sin parecer cruel.
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Cuando en un gobierno, al hablarse de cosa pública, cada uno dice ¿Qué me importa? la cosa pública está perdida.
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Ese tu gesto que parece como de vil resignación, es de una sabia indiferencia y de un orgullo sin rencor.
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Sin preocuparse de que están sentenciadas, las pobres vÃctimas juegan. Ni presienten sus males venideros, ni miran más allá del dÃa de hoy.
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Resulta particularmente alarmante que hoy en dÃa casi una cuarta parte de todos los niños viva en la pobreza. No hacer nada para paliar su situación es una decisión polÃtica que tendrá consecuencias a largo plazo para nuestro paÃs.
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La grandeza de alma no se demuestra por el hecho de abarcar las cosas pequeñas, sino porque, bajo su influencia, lo pequeño se hace grande. El que no puede interesarse en los objetos pequeños, no podrá tener en lo grande sino un falso interés.
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Conseguir que te llegue a querer alguien que te desprecia o a quien le eres indiferente es bastante más difÃcil que tumbarlo a porrazos. Los hombres pegan por impotencia. Creen que pueden conseguir por la fuerza lo que no son capaces de conseguir con la ternura, con la inteligencia.
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CreÃa que la Universidad serÃa diferente del resto del mundo, pero veo que pasa como en todas partes: la gente trata de satisfacer a unos capullos groseros y pedantes como Ambrose, mientras que a las buenas personas como Simmon no les hacen caso por simplonas.
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Vivir resistiéndose, dÃa a dÃa, a las ventajas de la adulación y la mendacidad, es sentar plaza vitalicia de héroe.
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DesconfÃa igualmente de aquel a quien no inmutan las injurias, como del que busca rápidamente las alabanzas.
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Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen.
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Probablemente los asnos se rÃan de ti, pero no te importa. AsÃ, a mà no me importa que los demás se rÃan de mi.
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Adelgacé y mi aspecto fÃsico empeoró. DormÃa bajo la lluvia o bajo el sol, sobre la blanda hierba, sobre la húmeda tierra o sobre las piedras con una indiferencia que solo el sufrimiento puede proporcionar.
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¿Te asombras de que otros pasen junto a ti y no sepan, cuando tú pasas junto a tantos y no sabes, no te interesa, cuál es su pena, su cáncer secreto?
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Mas los ministros [parlamentarios] jamás se detienen en su camino, y como se crean una nación para su uso particular, hacen poco caso de la nación verdadera.
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Las cositas de este mundo muchos las toman a pecho ; yo las tomo con la mano y a la espalda me las echo.
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Viajar es el paraiso de los necios. Nuestro primer viaje nos descubre la indiferencia de los lugares.
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¿Hasta qué punto es responsable de sus actos una persona abandonada, sin recursos ni capacidad especÃfica, enloquecida por los malos tratos, la indiferencia y la imposibilidad de alimentar a los suyos?
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Alguien dijo una vez, que lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada. Y yo no sé si soy un hombre bueno, pero de lo que estoy seguro es que no quiero ser de los que no hacen nada.
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De las honras y las deshonras que vengan del vulgo, haz la misma cuenta; note entristezcas por éstas ni te alegres por aquéllas.
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Quizá, cuando uno tenÃa ochenta años, sólo se atenÃa a las costumbres, porque al haberse ya desinteresado el cuerpo de la sexualidad y la mente de la reflexión, las cosas pequeñas de la vida contaban más que las grandes y, finalmente, uno iba convenciéndose lentamente de que lo único cierto era que nada importaba.
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No pueden acostumbrarse a la completa indiferencia ante lo que les rodea que caracteriza a las razas nómadas.
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La caridad cristiana nos manda pasar de largo ante las injurias; y la prudencia, dejar que ellas pasen de largo ante nosotros.
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El cÃrculo de cosas que nos son indiferentes es mucho más reducido y anómalo de lo que a primera vista parece.
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