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Frases de Antoine de Saint-Exupéry

Frases de Antoine de Saint-Exupéry

Fue un aviador y escritor francés, autor de la famosa obra El principito.​

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  • El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo.



  • He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón.



  • La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener.



  • La perfección no se alcanza cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar.



  • Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula.



  • El espacio del espíritu, donde este puede abrir sus alas, es el silencio.



  • Una pila de piedras deja de ser una pila de piedras en el momento de un solo hombre la contempla, concibiendo por dentro la imagen de una catedral.



  • La noche: cuando las palabras se desvanecen y las cosas cobran vida.



  • Del que ha muerto, debemos atesorar su memoria, de forma más presente que una persona que vive.



  • Si amas una flor que está en una estrella, es reconfortante mirar el cielo por la noche. Todas las estrellas son un alboroto de flores.



  • Llegas a ser responsable para siempre de aquellos que has domesticado.



  • Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo.



  • Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas, y es agotador para los niños tener que darles siempre y siempre explicaciones.



  • La guerra es una enfermedad como el tifus.



  • La dificultad te entrega y te aporta la única libertad que cuenta.



  • Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua.



  • No tengo derecho a decir o hacer nada que disminuya a un hombre ante sí mismo. Lo que importa no es lo que yo pienso de él, sino lo que él piensa de sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un crimen



  • No hay nada imposible para quienes creen.



  • En el fondo de la tristeza yace una cosa indestructible: la belleza.