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Frases de Voltaire

Frases de Voltaire

Fue un partidario abierto de la reforma social a pesar de las leyes de censura estrictas y castigos severos para los que rompen.

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  • Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.



  • Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.



  • La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido.



  • Piensa por ti mismo y permite que otros disfruten del privilegio de hacerlo también.



  • Una mujer amablemente estúpida es una bendición del cielo.



  • Nadie se da la muerte en un exceso de razón.



  • No basta con conquistar; hay que aprender a seducir.



  • Todo es un milagro. El estupendo orden de la naturaleza, la revolución de cien millones de mundos alrededor de un millón de soles, la actividad de la luz, la vida de los animales, todos son grandes y perpetuos milagros.



  • ¿No es vergonzoso que los fanáticos muestren mucho interés y los sensatos ninguno?



  • Hay quienes sólo utilizan las palabras para disfrazar sus pensamientos.



  • El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.



  • Todo les sale bien a las personas de carácter dulce y alegre.



  • La moderación es el tesoro del prudente.



  • Azar es una palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa.



  • El estilo florido no es inadecuado para discursos o discursos públicos, que solo se complementan. Las bellezas más claras están en su lugar cuando no hay nada más sólido que decir; pero el estilo florido debería ser desterrado de una súplica, un sermón o una obra didáctica.



  • No todos los ciudadanos de un Estado pueden ser igualmente poderosos, pero sí pueden ser igualmente libres.



  • Nunca vivimos; siempre estamos en la expectativa de vivir.



  • La decisión más importante que puedes tomar es estar de buen humor.



  • Te aconsejo que sigas viviendo solo para enfurecer a aquellos que pagan tus rentas vitalicias. Es el único placer que me queda.



  • Todos los hombres tienen iguales derechos a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes.



  • Una gravedad continua no es sino una máscara de la mediocridad.



  • El interés es el perfume del capital.



  • El sentido común no es nada común.



  • Quien no tiene el espíritu propio de su edad padece toda la desgracia de su edad.



  • La meditación es la disolución de los pensamientos en la conciencia eterna o conciencia pura sin objetivación, conocer sin pensar.



  • Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud.



  • Fue preciso sucumbir a las supersticiones que, más que nosotros, son quienes gobiernan a las naciones.



  • He visto a mucha gente muy inferior a mí, y he visto también a otros muy por encima de mí. Pero jamás he visto a nadie que no tuviera más deseos que necesidades, y más necesidades que satisfacciones.



  • Lo superfluo, esa cosa tan necesaria.



  • Una falsa ciencia hace ateos; una verdadera ciencia posterna al hombre ante la divinidad.



  • Cada uno besa temblando la mano que nos encadena.



  • Alabamos a un hombre cuando lo creemos vanidoso; le suplicamos cuando lo creemos débil.



  • El mejor medio de causar hastío es el decir cuanto se sabe.



  • En todo asunto de importancia, hay siempre un pretexto que se pone en vanguardia y una razón verdadera que se disimula.



  • No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.



  • El hombre ocioso sólo se ocupa en matar el tiempo, sin ver que el tiempo es quien nos mata.



  • La naturaleza vuelve a los hombres elocuentes en las grandes pasiones y en los grandes intereses.



  • Dígase lo que se diga, un bribón no es, con frecuencia, otra cosa que un necio.



  • Ningún espíritu corrompido fue nunca sublime.



  • Las discusiones metafísicas se parecen a los globos llenos de aire; cuando revientan las vejigas, se observa cómo sale el aire y no queda nada.