Frases de Thomas Carlyle

Fue un filósofo, historiador, traductor, matemático, profesor, crítico social y ensayista escocés.

El uso real de la pólvora es hacer que todos los hombres altos.
No hay prueba más triste puede ser dada por un hombre de su propia pequeñez de incredulidad en los grandes hombres.
Para reformar un mundo, para reformar una nación, ningún hombre sabio se comprometen, y todos menos insensatos saber, que el ser bueno, aunque una reforma mucho más lento, es lo que comienza todos y perfecciona a sí mismo.
Ve tan lejos como puedas ver, una vez ahí podrás ver más lejos aún.
Siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente y que se esfuerza.
El hablar que no termina en acción, mejor suprimirlo.
Sólo en un mundo de hombres sinceros es posible la unión.
Un héroe puede ser el que triunfa o el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate.
Nada construye tan bien la autoestima y autoconfianza como los logros.
La resistencia es la paciencia concentrada.
Con números se puede demostrar cualquier cosa.
A menudo los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos.
La adoración es una maravilla trascendente.
La convicción no tiene valor a menos que se convierta en conducta.
Un corazón amoroso es el comienzo de todo conocimiento.
Los hombres necios imaginan que debido a que el juicio por una cosa maligna se retrasa, no hay justicia; pero sólo accidente aquí abajo. El juicio por una cosa maligna se retrasa muchas veces algún día o dos, algún siglo o dos, pero es seguro como la vida, es seguro como la muerte.
Para reformar un mundo, para reformar una nación, ningún hombre sabio se comprometerá; y todos los hombres menos necios saben que el único que puede hacer un reforma mucho más lenta, es lo que cada uno comienza y perfecciona sobre sí mismo.
Ninguna edad parecía la edad del romance en sí misma.
La verdadera epopeya de nuestros tiempos no es «Arm’s and the Man», sino «Tools and the Man», un tipo infinitamente más amplio de épica.
La infelicidad del hombre, según creo, proviene de su grandeza; es porque hay un Infinito en él, que con toda su astucia no puede enterrar bajo el Finito.
La eternidad parece más grandiosa y amable si el tiempo se vuelve más mezquino y hostil.
El silencio es tan profundo como la eternidad, el habla tan superficial como el tiempo.
Todo mal es como una pesadilla; en el instante en que te mueves debajo de él, el mal se ha ido.
Obedecer es el deber nuestro, es nuestro destino, y aquel que no quiera someterse a la obediencia será necesariamente despedazado.
La metafísica es el intento de la mente de elevarse por encima de la mente.
El vínculo místico de la fraternidad hace que todos los hombres sean hermanos.
En todas partes, el alma humana se encuentra entre un hemisferio de luz y otro de oscuridad en los confines de dos imperios eternos: Necesidad y Libre Albedrío.
Trae el hombre reclusa en el alma una eternidad, y algo puede aprender el hombre en esta eternidad con respecto a la esencia de su alma misma.
Aún en tus ocupaciones habituales trata siquiera por un día de guardar el secreto de aquello que intentas y a la mañana siguiente verás con mayor claridad tus ideas.
Aquel que no puede guardar sus pensamientos dentro de sí nunca llevará a cabo grandes cosas.
Quien no puede guardar sus pensamientos dentro de sí, será incapaz de hacer grandes cosas.
Un gran hombre demuestra su grandeza por el modo en que trata a los que son o tienen menos que él.
Toda grandeza es inconsciente, o es poco y nada.
Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate. Quizá ganen los impertinentes medio mundo, pero los constantes poseen el mundo entero.
El ser más débil, al concentrar sus facultades en un sólo tema u objetivo podrá lograr algo; en cambio, el más fuerte, al disiparlas entre muchos fines, quizá no consiga realizar nada.
La corona de la verdadera nobleza es una corona de espinas.
Hablar es el arte de sofocar e interrumpir el pensamiento.
No hables, en manera alguna, hasta que tengas algo que decir.
El hombre no es más que un omnívoro que viste pantalones.
La infelicidad del hombre, según lo interpreto yo, viene de su grandeza; es porque hay un Infinito en él, que con toda su astucia no puede completamente enterrar en lo Finito.