Skip to main content

Frases de Montesquieu

Frases de Montesquieu

Señor de la Brède y barón de Montesquieu fue un filósofo y jurista francés cuya obra se desarrolla en el contexto del movimiento intelectual y cultural conocido como la Ilustración.

19


  • Nunca se ofende más a los hombres que cuando se choca con sus ceremonias y costumbres.



  • El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.



  • El principio del gobierno democrático es la virtud.



  • No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia.



  • La sociedad no son los hombres, sino la unión de los hombres.



  • Es una desgracia que haya un intervalo tan pequeño entre el tiempo en que somos demasiado jóvenes y el tiempo en que somos demasiado viejos.



  • Tan luego como los hombres empiezan a vivir en sociedad, pierden el sentimiento de su flaqueza; pero entonces concluye en ellos la igualdad y empieza el estado de guerra.



  • Dichoso aquel que tiene tanta vanidad que jamás habla bien de sí, teme a quienes le escuchan y, recelándose de la soberbia ajena, no compromete sus propios méritos.



  • Nadie es malo gratuitamente. Es preciso que exista una razón determinante, y esta razón es siempre una razón de interés.



  • Lo que falta a los oradores en profundidad os lo dan en longitud.



  • El fin de la ley es realizar en la sociedad, parcialmente al menos, el orden moral.



  • Hay ciertas verdades de las cuales no basta estar persuadidos; es preciso sentirlas.



  • ¿hay mayor absurdo que una fatalidad ciega produciendo seres inteligentes?



  • Nosotros los hombres alardeamos de ser más malos de lo que realmente somos.



  • Hombres modestos, vosotros prestáis suavidad y encanto a la vida. Pensáis que nada poseéis, y yo os aseguro que lo tenéis todo. Creéis que no humilláis a nadie, y en verdad humilláis a todos. Cuando os comparo con los hombres soberbios que veo por doquiera, mentalmente los hago descender de su estrado y los hago arrodillarse ante vosotros.