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Frases de Miguel Hernández

Frases de Miguel Hernández

Fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX.

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  • Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera.



  • El vuelo significa la alegría más alta, la agilidad más viva, la juventud más firme.



  • ¿Quieres bajo la tierra? Bajo la tierra quiero porque hacia donde corras quiere correr mi cuerpo. Ardo desde allí abajo y alumbro tus recuerdos.



  • Ríete tanto que mi alma al oírte bata el espacio.



  • No te hieran por la espalda, vive cara a cara y muere con el pecho ante las balas, ancho como las paredes.



  • Pero el silencio puede más que tanto instrumento.



  • Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias.



  • Toro en la primavera más toro que otras veces, en España más toro, toro, que en otras partes. Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.



  • Aquí tengo una voz enardecida, aquí tengo un vida combatida y airada, aquí tengo un rumor, aquí tengo una vida.



  • ¿Quién llenará este vacío de cielo desalentado que deja tu cuerpo al mío?



  • Hoy el amor es muerte, y el hombre acecha al hombre.



  • Entro despacio, se me cae la frente despacio, el corazón se me desgarra despacio, y despaciosa y negramente vuelvo a llorar al pie de una guitarra.



  • Basta mirar: se cubre de verdad la mirada.



  • Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas.



  • De cada aliento sale la ardiente bocanada de tantos corazones unidos por parejas.



  • La mujer sin el hombre apagada va. Apagado va el hombre sin luz de mujer.



  • Cuerpos como un mar voraz, entrechocado, furioso. Solitariamente atados por el amor, por el odio, por las venas surgen hombres, cruzan las ciudades, torvos.



  • España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos de dolor y de piedra profunda para darme: no me separarán de tus altas entrañas, madre.



  • Un carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida.



  • Sigue, pues, sigue cuchillo, volando, hiriendo.



  • El número de sangres que el mundo iluminó en dos halló el principio: tú y yo.



  • El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave.



  • Sólo te nutre tu vívida esencia. Duermes al borde del hoyo y la espada.



  • Eres mi casa, Madrid: mi existencia, ¡Qué atravesada!



  • Dime desde allá abajo la palabra te quiero. ¿Hablas bajo la tierra? Hablo con el silencio.



  • Dejadme la esperanza.



  • En la pasión del vuelo truena la luz, y exalta alas con que batirme.