Un buen abogado hace creer la verdad; uno excelente, la mentira.
Un buen abogado te hace creer en la verdad, pero un abogado excelente te hace creer en la mentira.
Interpretacion
La frase señala la habilidad persuasiva del abogado más que la veracidad objetiva. Sugiere que la excelencia en la profesión reside en convencer, incluso cuando el argumento puede ser falaz. Plantea una reflexión sobre ética y eficacia en el ejercicio del derecho.
Temas
abogados persuasión verdad mentira ética retórica justicia
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