No se puede ver la hermandad; ni se pued
No se puede ver la hermandad; ni se puede oír ni probarlo. Pero puedes sentirlo cien veces al día. Es la palmadita en la espalda cuando las cosas se ven sombrías. Es la sonrisa del aliento cuando el camino parece difícil. Es la mano que ayuda cuando la carga se vuelve insoportable.
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