No hay una estación en la que se iluminen esos lugares agradables y soleados, y produzcan un efecto tan agradable en los sentimientos como en octubre.

Todos los valientes aman; porque sólo es valiente quien tiene afectos por los que luchar, ya sea en la batalla diaria de la vida o en las competencias físicas.

Ningún hombre por un periodo considerable puede usar una cara a sí mismo y otra a la multitud, sin que finalmente conseguir confundido en cuanto a lo que puede ser la verdad.

Las caricias, expresiones de un tipo u otro, son necesarias como las hojas para la vida de un árbol.

Tal ha sido a menudo mi apatía, cuando los objetos que buscaba desde hacía mucho tiempo y que deseaba fervientemente se ponían a mi alcance.

No puedo soportar desperdiciar nada tan precioso como el sol otoñal si me quedo en la casa.