La voluntad de Dios es dura ante la terquedad humana; cruel y devastadora. — O.
La voluntad de Dios es dura solo cuando se enfrenta a nuestra terquedad, entonces es tan cruel como un arado y tan devastador como un terremoto.
Interpretacion
La frase sugiere que la dureza percibida de la voluntad divina surge cuando chocamos con nuestra propia obstinación. Compara esa respuesta con un arado y un terremoto para enfatizar su capacidad de corregir y destruir aquello que resiste. Invita a la reflexión sobre la humildad y la disposición a cambiar frente a lo divino.
Temas
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