Frases Oración
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Que se haga conforme a la fe que ustedes tienenY si sabemos que nos escucha, lo que le pedimos, sabemos que tenemos lo que le pedimos.
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- Las frases de oración también sirven como un recordatorio para manifestar nuestra gratitud a aquellos que hacen cosas buenas por nosotros. Estas palabras nos ayudan a reconocer y valorar el amor, los dones y las bendiciones que recibimos diariamente. Por supuesto, también sirven como un recordatorio de agradecerle a Dios por todas estas cosas.
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La razón por la cual no obtenemos más en la oración es porque no esperamos más. Dios generalmente nos responde de acuerdo a nuestros propios corazones.
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Cualquier preocupación demasiado pequeña para ser convertida en oración es demasiado pequeña para convertirse en una carga.
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Piensa en lo que puede hacer y en cómo se deleita en escuchar las oraciones de su pueblo redimido. ¡Piensa en tu lugar y privilegio en Cristo, y espera grandes cosas!
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Dios puede manejar tu duda, enojo, miedo, pena, confusión y preguntas. Puedes llevarle todo a él en oración.
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No pienses en las cosas que no recibiste después de orar. Piensa en las innumerables bendiciones que Dios te dio sin preguntar.
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No se preocupe por nada, pero en todo mediante la oración y la súplica con acción de gracias, haga que sus peticiones se den a conocer a Dios.
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Ama a las personas que te tratan bien. Ora por los que no. La vida es demasiado corta para ser cualquier cosa menos feliz.
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La oración es el acercamiento más cercano a Dios y el mayor disfrute de Él del que somos capaces en esta vida.
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Que nadie profese confiar en Dios y, sin embargo, prepararse para las necesidades futuras, de lo contrario, el Señor lo enviará primero al tesoro que ha acumulado, antes de que pueda responder a la oración por más.
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La oración no es pedir. La oración es ponerse en las manos de Dios, a su disposición, y escuchar su voz en lo profundo de nuestros corazones.
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¿Tienes dÃas de ayuno y oración? Asalta el trono de la gracia y persevera en él, y la misericordia descenderá.
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La oración ofrecida a Dios en la mañana durante tu tiempo de silencio es la llave que abre la puerta del dÃa. Cualquier atleta sabe que es el comienzo lo que asegura un buen final.
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Un hombre piadoso es un hombre de oración. Tan pronto como se vierte la gracia, se derrama la oración. La oración es el tráfico del alma con el cielo; Dios viene a nosotros por Su EspÃritu, y nosotros subimos a Él en oración.
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La oración no debe considerarse como un deber que debe realizarse, sino más bien como un privilegio para ser disfrutado, una rara delicia que siempre revela una nueva belleza.
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Nadie puede creer cuán poderosa es la oración y lo que puede efectuar, solo aquellos que la han aprendido por experiencia. Es una gran cuestión cuando hay una extrema necesidad de aferrarse a la oración.
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Lo que la iglesia necesita hoy no es más maquinaria o mejor, no nuevas organizaciones o más y métodos novedosos, sino hombres que el EspÃritu Santo pueda usar: Hombres de oración, hombres poderosos en la oración. El EspÃritu Santo no viene en maquinaria sino en hombres. Él no unge planes, sino hombres, hombres de oración.
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Dios da forma al mundo mediante la oración. Mientras más oremos en el mundo, mejor será el mundo, más poderosas serán las fuerzas contra el mal.
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Nuestras oraciones no tienen fecha de vencimiento. Nunca se sabe cuándo, dónde o cómo responderá Dios.
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Y cuando estés orando, perdona, si tienes algo en contra de alguien, para que también tu Padre que está en el cielo te perdone tus ofensas.
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Cuidado con tus oraciones, por encima de todo lo demás, de limitar a Dios, no solo por incredulidad, sino imaginando que sabes lo que puede hacer. Esperar cosas inesperadas «sobre todo lo que pedimos o pensamos.
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Si rezáramos correctamente, lo primero que deberÃamos hacer es asegurarnos de que realmente tengamos una audiencia con Dios, que realmente lleguemos a Su presencia. Antes de que se ofrezca una palabra de petición, debemos tener la conciencia definitiva de que estamos hablando con Dios, y debemos creer que Él está escuchando y que va a conceder lo que le pedimos.
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Cuál es el negocio de los sastres hacer ropa, y el negocio de los zapateros reparar los zapatos, ¡asà es el negocio de los cristianos orar!» Martin Lutero
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Si crees en la oración, espera que Dios te escuche. Si no esperas, no tendrás. Dios no te escuchará a menos que creas que Él te escuchará; pero si crees que lo hará, Él será tan tan bueno como tu fe.
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Hacer que Dios le hable al corazón es una experiencia majestuosa, una experiencia que las personas pueden perder si monopolizan la conversación y nunca hacen una pausa para escuchar las respuestas de Dios.
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Muchas personas oran como si Dios fuera una gran pÃldora de aspirina, solo acuden a Él, cuando algo le duele.
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La oración deleita el oÃdo de Dios; derrite su corazón; y abre su mano. Dios no puede negar un alma orante.
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No se preocupe por nada, pero en cada situación, por oración y petición, con acción de gracias, presente sus peticiones a Dios. Y la paz de Dios, que trasciende todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.