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Frases del Principito

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  • Se debe pedir a cada cual, lo que está a su alcance realizar.




  • Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.


  • La obra muestra una realidad paralela a la nuestra que muestra nuestra verdadera esencia. En realidad es una obra sobre las cosas verdaderamente importantes.



  • Únicamente los niños saben lo que buscan. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran.




  • No se debe nunca escuchar a las flores. Solo se las debe contemplar y oler. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no era capaz de alegrarme de ello.




  • Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!




  • Será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas; creo que son muy hermosas. Si no ¿quién vendrá a visitarme? Tú estarás muy lejos. En cuanto a las fieras, no las temo: yo tengo mis garras.




  • ¡La Tierra no es un planeta cualquiera! Se cuentan en él ciento once reyes (sin olvidar, naturalmente, los reyes negros), siete mil geógrafos, novecientos mil hombres de negocios, siete millones y medio de borrachos, trescientos once millones de vanidosos, es decir, alrededor de dos mil millones de personas mayores.




  • La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables.




  • Te miraré de reojo y tú no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos.




  • Yo puedo juzgarme a mí mismo en cualquier parte y no tengo necesidad de vivir aquí.




  • Bebo para olvidar que soy un borracho.




  • – ¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?




  • Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso.




  • Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Para mí, tú serás único en el mundo. Para ti, yo seré único en el mundo…




  • Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que la mire para ser dichoso.




  • Nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte, no se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, o no, a una rosa.




  • Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios.




  • Siempre he amado el desierto. Puede uno sentarse sobre un médano de arena. No se ve nada. No se oye nada. Y, sin embargo, algo resplandece en el silencio…




  • Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse.




  • Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada; compran las cosas ya hechas a los comerciantes; pero como no existe ningún comerciante de amigos, los hombres ya no tienen amigos.




  • Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra… Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio.




  • Él se enamoró de sus flores, pero no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer.




  • Cuando uno está muy triste son agradables las puestas de sol.




  • Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo.




  • Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar.




  • Nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así.




  • Tener un amigo es un verdadero privilegio y si uno se olvida de ellos se corre el riesgo de volverse como las personas mayores que solo se interesan por las cifras y los números.




  • En el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas y, por lo tanto, semillas de unas y otras.




  • Hay que arrancar los baobabs en cuanto se les distingue de los rosales pues se parecen mucho cuando son pequeñitos.




  • Si un cordero come arbustos, se comerá también las flores ¿no?




  • Las flores son débiles. Son ingenuas. Se defienden como pueden y las espinas son su defensa.




  • Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras.




  • Que los volcanes estén extinguidos o se despierten es igual para nosotros. Lo interesante es la montaña del volcán y esta nunca cambia.




  • Los hombres se meten en los trenes pero no saben a dónde van. No saben qué quieren ni saben qué buscar.




  • Es igual con la flor. Si quieres a una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido.




  • ¡Bueno! Te admiro, pero ¿para qué te sirve?




  • Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea. Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas…




  • Es el único que no me parece ridículo, quizás porque se ocupa de otra cosa y no de sí mismo.




  • ¡Qué planeta más raro!, es seco, puntiagudo y salado. Y los hombres carecen de imaginación; no hacen más que repetir lo que se les dice.




  • Claro que nosotros, como sabemos comprender la vida, nos burlamos tranquilamente de los números. A mí me habría gustado empezar esta historia a la manera de los cuentos de hadas.