Frases de William Shakespeare

William Shakespeare fue un poeta, dramaturgo y actor inglés, considerado como el mejor escritor en inglés y el dramaturgo más influyente del mundo. A menudo se le llama el poeta nacional de Inglaterra.

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Debes saber que no es mi interés el que sirve de guía a mi honor, sino mi honor el que dirige mi interés.
Ligerezas como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras.
A mayor talento, en la mujer, mayor indocilidad.
Cualquiera puede dominar un sufrimiento, excepto el que lo siente.
¡Oh, qué hermosa apariedad!
Abstenerse a juzgar, porque todos somos pecadores.
Hasta en la muerte de un pajarillo interviene una providencia irresistible.
Abril le da un espíritu de juventud a todo.
Tan lleno de espíritu como el mes de mayo, y tan hermoso como el sol en pleno verano.
El afecto no se desmaya como un cobarde de rostro pálido, pero luego corteja mejor cuando la mayoría de sus opciones son perversas.
Unos se levantan por el pecado y otros por la virtud caen.
En las personas injertadas en una confianza seria, la negligencia es un crimen.
Las lenguas de las mozas burlonas son tan afiladas. Como es invisible el filo de la navaja.
Un toque de la naturaleza hace que el mundo entero sea más amable y bello.
Un buen corazón vale oro.
Un buen corazón es el sol y la luna; o, más bien, el sol y no la luna, porque brilla intensamente y nunca cambia.
Un corazón ligero vive más.
Un dolor es curado por otro. Atrapar alguna nueva infección en el ojo y el veneno de la antigua moriría.
No podemos luchar por el amor, como pueden hacer los hombres; Deberíamos ser cortejados y no fuimos hechos para cortejar.
La mejor parte del valor es la discreción, en la que mejor me he salvado la vida.
He visto el día del mal a través del pequeño agujero de la discreción y me corregiré como un soldado.
Tampoco seas demasiado dócil, sino deja que tu propia discreción sea tu tutor; Adapte la acción a la palabra, la palabra a la acción.
Enseñémonos a nosotros mismos esa parada honorable, No superar la discreción.
Cubriendo la discreción con una capa de locura.
Cuando aprendí a secarme las lágrimas, encontré un hombro sobre el que llorar. Y cuando dominé el arte de odiar, alguien comenzó a amarme.
Hablo de paz, mientras que la enemistad encubierta bajo la sonrisa de las heridas de seguridad del mundo.
Las mujeres son ángeles, cortejos: las cosas ganada se hacen; el alma de la alegría está en el hacer: Que ella amada no sabe nada, que no sabe esto– Los hombres valoran la cosa desengaste más de lo que es.
La aparente verdad que los tiempos astutos ponen para atrapar a los más sabios.
Parezca la flor inocente, pero sea la serpiente debajo de ella.
Tú sabes que es común; todo lo que vive debe morir, pasando por la naturaleza a la eternidad.
La herida de la paz es fianza, Fianza segura.
¡Cuán pobres son los que no tienen paciencia! ¿Qué herida sanó alguna vez sino gradualmente?
Qué obra es un hombre, qué noble en razón, qué infinito en facultades, en forma y conmovedor, qué expresivo y admirable, en acción, cómo un ángel, en la aprensión, cómo un dios.
La naturaleza ha enmarcado a tipos extraños en su tiempo.
¿No es extraño que el deseo sobreviva tantos años a la ejecución?
Si el azar me quiere rey, el azar puede coronarme.
Sus promesas eran, como él lo era en ese entonces, grandiosas. Pero sus acciones eran, como él lo es ahora, nada.
Si la música es el alimento del amor, sigue tocando, dame un exceso; ese exceso, el apetito puede enfermar, y así morir.
Mi amor es profundo. Mientras más os doy, más tengo yo. Ambos son infinitos.
Escucha el hablar de mi alma. En el mismo instante que te vi, mi corazón voló a tu servicio.