A los veinte años, la voluntad es reina: a los treinta, lo es el ingenio; a los cuarenta, lo es el juicio.
Al contrario del esquema habitual me he hecho gradualmente más rebelde a medida que envejezco.
Al envejecer se tiene más prudencia y se hacen más locuras.
Al llegar a viejos, las costumbres se vuelven tiranÃas.
Apenas comprendemos las ruinas hasta el dÃa en que nosotros mismos llegamos a serlo.
Cada edad de la vida es nueva para nosotros; no importa cuántos años tengamos, aún nos aqueja la inexperiencia.
Cada edad nos da un papel diferente.
Cada edad tiene sus placeres, su razón y sus costumbres.
Cada niño que viene al mundo es más hermoso que el anterior.
Cada niño, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios no ha perdido todavÃa la esperanza en los hombres.
Cada uno tiene la edad de su corazón.
Canas argumento son de edad y no de prudencia.
Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará.
Cuando la juventud pierde entusiasmo, el mundo entero se estremece.
Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida.
Cuantas más velas tiene nuestro pastel, menos aliento tenemos para apagarlas.
De mis disparates de juventud, lo que me da más pena no es haberlos cometido, sino no poder volver a cometerlos.
De todas las cosas que le pasan a las personas, la vejez es la más inesperada.
Demasiada cordura en los jóvenes es mala señal.
El anciano propende a enjuiciar el hoy con el criterio de ayer.
El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.
El atardecer de la vida trae consigo su lámpara.
El defecto de la juventud sólo se corrige con los años.
El drama de la vejez no consiste en ser viejo sino en haber sido joven.
El fuego de la leña verde proporciona más humo que calor.
El hombre comienza, en realidad, a ser viejo cuando deja de ser educable
El hombre es el único animal que ha de verse horriblemente desfigurado por la vejez.
El hombre llega novato a cada edad de la vida; cada edad tiene su aprendizaje.
El mundo envejece y al envejecer entristece.
El niño enlaza el pasado con el futuro.
El niño muestra al hombre como la mañana al dÃa.
El niño no distingue entre lo que desea y lo que es suyo.
El que larga vida vive mucho mal ha de pasar.
El que no es bello a los veinte, ni fuerte a los treinta, ni rico a los cuarenta, ni sabio a los cincuenta, nunca será ni bello, ni fuerte, ni rico, ni sabio.
El tesoro del hombre es su verde juventud; el resto de la vida es invierno y senectud.