Frases de Thomas Fuller

Fue un historiador y miembro de la Iglesia de Inglaterra, que llegó al cargo de capellán del Rey de Inglaterra.

El que cae en pecado es un hombre; que se aflige por ello, es un santo; que se jacta de ello, es un demonio.
La desesperación da valor a un cobarde.
La memoria depende mucho de la claridad, regularidad y orden de nuestros pensamientos. Muchos se quejan de la falta de memoria, cuando el defecto está en el juicio; y otros, al aferrarse a algo, no retienen nada.
¡El paraíso de los necios es el infierno de los sabios!.
Un sabio convierte el azar en buena fortuna.
El cambio de clima es el discurso de los tontos.
Mejor es romper tu promesa que hacer algo malo manteniéndola.
Las alabanzas de los malvados son reproches.
Mejor romper tu palabra que hacer peor para cumplirla.
Acepto el fraude en el precio, pero nunca en la calidad.
La oración debería ser la llave del día y el cerrojo de la noche.
Por estas dos cosas no debe airarse un hombre nunca: por lo que puede remediar y por lo que no puede remediarse.
Si no tienes enemigos es señal que la fortuna te ha olvidado.
El hombre que puede emplearse mejor y no lo hace es un indolente.
Los vicios se aprenden sin maestro.
Aquel que cae en pecado es un hombre; el que sufre por él, es un santo; el que presume de él, es el diablo.
Lo bueno no es bueno cuando se espera lo mejor.
La ausencia da forma al amor, la presencia lo fortalece.
La audacia en los negocios es lo primero, lo segundo y lo tercero.
El hombre que mucho promete, mucho olvida.
No es probable que se recupere el paciente que convierte al médico en su heredero.
El paraíso de los tontos es el infierno de los cuerdos:
Es un extremo de crueldad golpear a un tullido con sus propias muletas.
A todos los asnos les gusta oirse rebuznar.
Acusar a la maldad de los tiempos es excusarnos a nosotros mismos.
Cuando la ley no puede castigar, no puede estimular a su cumplimiento.
Cuando la pasión entra por la puerta principal, la sensatez se escapa por la puerta trasera.
Todo es muy difícil antes de ser sencillo.
Es más fácil soportar la adversidad que olvidar la prosperidad.
Con los zorros hay que ser un poco zorro.