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Frases de Sensatez

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  • La política debería ser el arte de la sensatez.




  • El siglo XXI debería ofrecer otras cualidades, pero espero que impere la cordura y reconduzcamos la situación.




  • Erudición no enseña sensatez, pues se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras y aún a Jenófanes y a Hecateo.




  • Es una cosa triste cuando los hombres no tienen ni el ingenio para hablar bien, ni el juicio para mantener sus lenguas.




  • Es una gran miseria no tener suficiente espíritu para hablar con propiedad, pero es mayor miseria todavía no poseer suficiente juicio para saber callar a tiempo.




  • Una sabiduría múltiple no enseña la cordura.




  • Amar y mantener la cordura al mismo tiempo es un privilegio otorgado sólo a Júpiter.




  • Ningún hombre es garante fiable de su propia cordura.




  • La agricultura fomenta la sensatez: una sensatez de excelente índole.




  • Los hombres de pasiones frías tienen un ojo certero.




  • No te peses a ti mismo en la balanza de tu propia opinión; deja, por el contrario, que el juicio de la gente sensata establezca la medida de tus méritos.




  • El juicio de los hombres entendidos descubre por las cosas claras las oscuras, por las pequeñas las grandes, por las próximas las remotas y por las parciales la totalidad.




  • El varón consumado, sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aun deseado del singular comercio de los discretos.




  • El que puede fingir cordura, ese es cuerdo.




  • El sentido común es siempre una bendición, y la educación es frecuentemente un azote.




  • Donde todos son egoístas, el cuerdo no es mejor que el necio, y, ciertamente, es más peligroso.




  • Los hombres entusiastas despliegan siempre ante nosotros la fuerza de su fe; mientras que los juiciosos nos muestran las bases sobre que la fundan.




  • Para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento.




  • Cuando tratemos de hacer un favor, que el sentido común nos acompañe; y no pierdas de vista la ocasión, el lugar y las personas.




  • Todavía puede tal vez llegar la aurora de una época más afortunada, ¡ay!, que la nuestra, en que podamos ser juiciosos sin dificultad y estar alegres sin frivolidad.




  • Hacer buena guerra. Puédenle obligar al cuerdo a hacerla, pero no mala; cada uno ha de obrar como quien es, no como le obligan.




  • Más sutileza es dejar ciertas cuestiones que desatarlas.




  • Los locos han progresado, como todo en este mundo. Ahora discurren y hablan como los demás. Para distinguir un loco de un cuerdo es necesario acudir a un especialista.




  • Yo preferiría que hubiese más cuidado en escogerle un preceptor con la cabeza muy sentada que con la cabeza muy llena.




  • Ni se muestra la cordura del hombre como en casarse.




  • El hombre sensato huye de todo extremo y quiere ser juicioso, pero con moderación.




  • Mujer que une la gracia al juicio y lo pone todo al amparo de la virtud, ¡qué mujer tan deliciosa! Reúne lo mejor de la mujer, del hombre y del ángel.




  • El paraíso de los tontos es el infierno de los cuerdos:




  • Para gobernar locos es menester gran seso y para regir necios, gran saber.




  • Librarse de las necedades comunes es cordura bien especial.




  • Antes loco con todos, que cuerdo a solas.




  • El necio lleva siempre una ventaja sobre el juicioso: siempre está contento de sí mismo.




  • Obrar callando, y no emprender la cura de males sin remedio, es tener seso.




  • La opinión, en los hombres sensatos, es conocimiento en formación.




  • Los poetas muestran mucha más cordura que los filósofos. Yendo en pos de la belleza, hallan muchas más verdades que los filósofos en sus investigaciones de la verdad.




  • Por cuerdo te juzgaba, aunque poeta.




  • Un hombre sensato puede sentir prisa, pero nunca precipitación; porque sabe que lo que se hace precipitadamente, sale siempre mal.




  • Ni vi hombre con cordura cuando ve el fin de su mal.




  • A decir verdad, estaba cansado de ser cuerdo.




  • Es propia jurisdicción de la sabiduría el hablar, y privilegio de la cordura es el escuchar.