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Frases de San Agustín

Frases de San Agustín

San Agustín fue uno de los teólogos y filósofos más importantes en los primeros años del cristianismo, cuyas obras fueron muy influyentes en el desarrollo del cristianismo y la filosofía occidental.

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  • El alma desordenada lleva en su culpa la pena.



  • La razón no se sometería nunca, si no se juzgase que hay ocasiones en que debe someterse.



  • En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad.



  • Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.



  • Creo para comprender, y comprendo para creer mejor.



  • Las desgracias son las lágrimas del alma.



  • La moderación es la madre del orden. Y el orden, lo es de la paz.



  • La templanza es una disposición que restringe nuestros deseos por las cosas que es básico desear.



  • El hombre es fiel creyendo a Dios, que promete; Dios es fiel dando lo que promete al hombre.



  • Ser fiel en las cosas pequeñas es una empresa mayúscula.



  • Hacemos una escalera para nosotros mismos de nuestros vicios, si pisoteamos esos mismos vicios bajo los pies.



  • Es el orgullo el que puede cambiar los ángeles a demonios; es la humildad la que hace de los hombres ángeles.



  • La simulación de la humildad es la más grande soberbia.



  • Errar es humano; preservar en los errores es diabólico.



  • Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir?



  • La gente suele ser curiosa por conocer las vidas ajenas y desidiosa para corregir su propia vida.



  • Cuando se ama no se sufre, y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento.



  • La fe es creer en lo que no crees. La recompensa de la fe es ver lo que crees.



  • Errar es humano, perseverar en el error es diabólico.



  • Cuando estés en Roma, compórtate como los romanos.



  • El placer de vivir sin pena bien vale la pena de vivir sin placer.



  • La salvación es la forma en que Dios nos hace personas reales.



  • La apetencia de cosas nuevas guía al hombre a extremas angustias.



  • El precio del hombre es su voluntad.



  • Nadie que obra contra su voluntad obra bien, aun siendo bueno lo que hace.



  • Ninguna cosa está tan en nuestro poder como la voluntad misma.



  • Cuando quiere no puede, porque cuando pudo no quiso. Y así, por un mal querer perdió un buen poder.



  • Hay que aprender cosas útiles más bien que cosas admirables.



  • El que es bueno, es libre aún cuando sea esclavo; el que es malo, es esclavo aunque sea rey.



  • La verdad purifica; la vanidad mancha.



  • La vanidad de la gloria humana no trae nada de comer, sino viento y vaciedad.



  • El hábito, si no se resiste, al poco tiempo se vuelve una necesidad.



  • De la alimentación con carne dependen los demás vicios.



  • Lo creo, porque es absurdo.



  • La ira engendra el odio, y del odio nacen el dolor y el temor.



  • Ni en la comida ni en la bebida hay placer si no precede la molestia del hambre y de la sed.



  • Entra dentro de tu conciencia e interrógala. No prestes atención a lo que florece afuera, sino a la raíz que está en la tierra.



  • No todos los hombres malos pueden llegar a ser buenos, pero no hay ningún hombre bueno que no haya sido malo alguna vez.



  • ¿Quién me concederá que, vengas a mi corazón y le embriagues, para que olvide mis maldades y me abrace contigo, único bien mío?



  • Algunos suben al matrimonio por los peldaños de la honestidad, otros bajaron al mismo por los de la piedad.