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Frases de Ricardo Piglia

Frases de Ricardo Piglia

Fue un escritor y crítico literario argentino.

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  • Todas las historias del mundo se tejen con la trama de nuestra propia vida.



  • Narrar, decía mi padre, es como jugar al póker. Todo el secreto consiste en parecer mentiroso cuando se está diciendo la verdad.



  • Yo veo la sociedad como una red de narraciones; no sólo es una red de intercambios económicos o sentimentales, sino también una trama de relatos.



  • ¿Y qué es en definitiva la biografía de un escritor sino la historia de las transformaciones de su estilo?



  • El arte es extrañamiento: una manera nueva de mirar lo que ya vimos.



  • Para pensar hay que dejar de tomar decisiones.



  • La ausencia era eso. Un lugar que uno conoce y recuerda de memoria, como si fuera una foto, donde uno falta.



  • La literatura también es eso: una relación con la experiencia donde uno está al mismo tiempo viviendo y registrando.



  • Hay hombres sobrios y aplomados, a los que la desgracia los quiebra por adentro, sin que se vea.



  • Primera conclusión: para leer, hay que aprender a estar quieto.



  • Ahora sobrevivo y mi sueño está tan cerca de la vigilia que apenas si se puede llamar sueño.



  • Sólo en la mente de los traidores y de los viles, de los hombres como yo, pueden surgir los bellos sueños que llamamos utopías.



  • Contar es entonces para mí un modo de borrar de los afluentes de mi memoria aquello que quiero mantener alejado para siempre de mi cuerpo.



  • Esa marcha afiebrada de los aventureros que avanzaban ávidamente hacia el oeste, ¿Qué era sino una búsqueda de la utopía por excelencia: el oro?



  • Por otro lado, la correspondencia es un género perverso: necesita de la distancia y de la ausencia para prosperar.



  • Las cosas nunca salen como uno las piensa, la suerte es más importante que el coraje, más importante que la inteligencia y las medidas de seguridad.



  • La mejor historia del mundo es la más fácil de contar.



  • De todos modos el destino había empezado a armar su trama, a tejer su intriga, a anudar en un punto los hilos sueltos de aquello que los antiguos griegos han llamado el muthos.