Frases Ralph Waldo Emerson
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Apuntamos por encima de la marca, para dar en el blanco. Todo acto tiene algo de falsa exageración.
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No hay nadie que no exagere. En la conversación, los hombres están cargados de personalidad y hablan demasiado.
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La exageración está en el curso de las cosas. La naturaleza no envÃa ninguna criatura, ningún hombre al mundo, sin añadir un pequeño exceso de su calidad propia. Dado el planeta, todavÃa es necesario añadir el impulso; asÃ, a cada criatura la naturaleza le añadió una pequeña violencia de dirección en su camino apropiado, un empujón para ponerla en marcha; en cada caso, una ligera generosidad, una gota de más.
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El defecto en los modales suele ser el defecto de las percepciones sutiles. La elegancia no proviene de la crianza, sino del nacimiento.
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No sea un predicador cÃnico y desconsolado. No llores ni te quejes. Omita las proposiciones negativas. DesafÃenos con incesantes afirmaciones.
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Ha llegado a ser prácticamente una especie de regla en la literatura que un hombre, una vez que se ha mostrado capaz de escribir originales, tiene derecho a robar de los escritos de otros a discreción.
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Es el privilegio de cualquier trabajo humano que está bien hecho investir al hacedor de cierta altivez. Bien puede darse el lujo de no conciliar, cuyo fiel trabajo responderá por él.
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Para ser una estrella, debes brillar tu propia luz, seguir tu camino, y no te preocupes por la oscuridad, porque es cuando las estrellas brillan más. Haz siempre lo que tengas miedo de hacer.
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Nada puede ser más delicado sin ser fantástico, nada más firme y basado en la naturaleza y el sentimiento, que el noviazgo y el transporte mutuo de los sexos.
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El epigrama griego insinuó que la fuerza del amor no se demuestra por el cortejo de la belleza, sino donde el deseo similar se inflama para alguién que es mal favorecido.
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Cultive el hábito de estar agradecido por todo lo bueno que le llega y de darle las gracias continuamente. Y como todas las cosas han contribuido a tu avance, debes incluir todas las cosas en tu gratitud.
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. El hombre sabio en la tormenta reza a Dios, no por la seguridad del peligro, sino por la liberación del miedo.