Frases de Oliver Goldsmith

Un consuelo diminuto no es más que un pequeño recuerdo de la pena.

Ser cariñoso es una virtud.

Las leyes inglesas castigan el vicio. Las leyes chinas hacen más, recompensan la virtud.

El triunfo consiste en levantarse en cada caída.

El mayor espectáculo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad; pero hay otro aún más grande: ver a otro hombre lanzarse en su ayuda.

Primero, la compañía de los necios nos puede hacer sonreír, pero al final siempre sentimos melancolía.

Nuestra mayor victoria no consiste en nunca haber caído, sino en levantarnos cada vez que caemos.

La sutileza puede engañarte, pero nunca la integridad.

Nuestra gloria no está en el hecho de no haber caído, sino en alzarnos cada vez que caemos.

Las ceremonias son diferentes en cada país, pero la verdadera cortesía es igual en todas partes.

La experiencia es la enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio.

Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.

Cuando la riqueza se acumula, los hombres de desintegración.

El ridículo ha sido incluso el enemigo más poderoso del entusiasmo y, propiamente, el único antagonista que puede oponerse a él con éxito.

La amistad es un comercio desinteresado entre iguales; el amor, una relación objetiva entre tiranía y esclavos.

El hombre más necio puede llegar a fingirse erudito por un día o dos.

La ingratitud del mundo nunca puede privarnos de la felicidad consciente de haber actuado con la humanidad nosotros mismos.

Una vida de placer es, precisamente, la vida menos placentera que pueda existir.

La filosofía no puede contribuir a nuestra felicidad más que disminuyendo nuestras miserias.

Las mujeres y la música nunca deben tener fecha.

Amo todo lo que es viejo, viejos amigos, viejos tiempos, viejos modales, libros viejos, vino viejo.

El hombre necesita muy poco acá abajo, y este poco no por mucho tiempo.

El hombre necesita muy poco aquí abajo, y no lo necesita por mucho tiempo.

Los abogados están siempre más dispuestos a poner a un hombre en un aprieto que a sacarlo de él.

Ninguna cosa supera la vanidad de nuestra existencia, excepto la insensatez de nuestras empresas.

La conciencia es un cobarde que cuando no tiene fuerza bastante para prevenir un pecado, no suele ser lo suficientemente justa para acusarlo.

La conciencia es cobarde; cuando por impotencia no puede prevenir ciertas faltas, raras veces se siente con justicia bastante para convertirse en su acusadora.

El mayor espectáculo del mundo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad.

El más grande espectáculo del universo, dice un filósofo, es el de un hombre valiente que lucha contra la adversidad; sin embargo, todavía es más grande el que ofrece aquel que acude a socorrerle.