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Frases de Mariano José de Larra

Frases de Mariano José de Larra

Fue un escritor, periodista y político español.

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  • Bienaventurados los que no hablan porque ellos se entienden.



  • No sé quién ha dicho que el gran talento no consiste precisamente en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar.



  • Los amores más duraderos son aquellos en que uno de los dos amantes es extraordinariamente celoso.



  • La diferencia que existe entre los hombres necios y los hombres de talento suele ser que los primeros dicen necedades y los segundos las cometen.



  • En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado...



  • Un pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas.



  • ¿Quién no ha abandonado alguna cosa que le importase por otra que le gustase?



  • El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.



  • Ley implacable de la naturaleza: o devorar, o ser devorado. Pueblos e individuos, o víctimas o verdugos.



  • Hay algunos hombres que no dicen lo que piensan y otros que piensan demasiado lo que dicen.



  • Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado.



  • El público siente en masa y reunido de una manera muy distinta que cada uno de sus individuos en particular.



  • El sentimiento es un flor delicada, manosearla es marchitarla.



  • Lo mucho que cuesta hacer libre por las leyes a un pueblo esclavo por sus costumbres.



  • Ser liberal en España es ser emigrado en potencia.



  • ¡Ay de aquel día en que no haya nada que hacer, en que no haya nada que aclarar!



  • Ni ve que su mismo fuego presto su beldad destruye, y que donde el goce empieza el placer allí sucumbe.



  • Preciso es que sean muy malos los hombres si obligan a pensar tan mal de ellos.



  • El amor propio ofendido es el más seguro antídoto del amor.



  • Ningún escritor ha escrito nunca para los que no saben leer.



  • Se necesita muy poco arte y muy poca habilidad cuando sólo se trata de entretener la malignidad pública.



  • ¿En dónde ve el pueblo español su principal peligro, el más inminente? En el poder dejado por una tolerancia mal entendida.



  • Las circunstancias hacen a los hombres hábiles lo que ellos quieren ser, y pueden con los hombres débiles.



  • El talento no ha de servir para saberlo y decirlo todo, sino para saber lo que se ha de decir de lo que se sabe.



  • Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.



  • Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta.



  • La inteligencia ha sido en todos los tiempos la reina del mundo y ha vencido las preocupaciones.



  • Es muy difícil convencer al que está persuadido de que no se debe convencer.



  • Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.



  • ¿Hay misterio que celebrar? Pues comamos , dice el hombre; no dice: reflexionemos. El vientre es el encargado de cumplir con las grandes solemnidades.