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No sé quién ha dicho que el gran talento no consiste precisamente en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar.
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La diferencia que existe entre los hombres necios y los hombres de talento suele ser que los primeros dicen necedades y los segundos las cometen.
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En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado...
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Un pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas.
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Ley implacable de la naturaleza: o devorar, o ser devorado. Pueblos e individuos, o víctimas o verdugos.
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Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado.
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El público siente en masa y reunido de una manera muy distinta que cada uno de sus individuos en particular.
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Ni ve que su mismo fuego presto su beldad destruye, y que donde el goce empieza el placer allí sucumbe.
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Se necesita muy poco arte y muy poca habilidad cuando sólo se trata de entretener la malignidad pública.
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¿En dónde ve el pueblo español su principal peligro, el más inminente? En el poder dejado por una tolerancia mal entendida.
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Las circunstancias hacen a los hombres hábiles lo que ellos quieren ser, y pueden con los hombres débiles.
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El talento no ha de servir para saberlo y decirlo todo, sino para saber lo que se ha de decir de lo que se sabe.
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Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta.
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Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.
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¿Hay misterio que celebrar? Pues comamos , dice el hombre; no dice: reflexionemos. El vientre es el encargado de cumplir con las grandes solemnidades.