Frases de Joseph Joubert

La superstición es la única religión de que son capaces los espíritus degenerados.

La abeja y la avispa liban las mismas flores; pero no logran la misma miel.

El cariño es el descanso de la pasión.

Hay un derecho del más sabio, pero no un derecho del más fuerte.

La fuerza no es la energía. Ciertos autores tienen más músculos que talento

Es fácil entender a Dios mientras usted no intente explicar como es El.

En los trabajos del intelecto el cansancio previene al hombre de la esterilidad del momento.

No hay que elegir por esposa sino a la mujer que uno elegiría por amigo si fuera hombre.

La cortesía es la flor de la humanidad.

La educación es la flor de la humanidad.

No debemos lamentar nunca el tiempo que hemos empleado en proceder bien.

Algunas palabras dignas de memoria pueden bastar para ilustrar una gran sensibilidad.

Cuando uno siente un gran temor de lo que es inminente, uno siente cierto alivio cuando el problema ha llegado.

No es necesario que haya amor en un libro para que nos encante, pero sí es necesario que haya mucha ternura.

El mejor remedio ante perder la calma es un largo paseo.

Enseñar es aprender todo dos veces.

Todo se aprende, hasta la virtud.

Hay que respetar el pasado, y desconfiar del presente, si deseamos prever la seguridad del futuro.

Nunca escriba nada que no le da mucho gusto. La emoción se transfiere fácilmente desde el escritor al lector.

La dirección de la mente es más importante que su progreso.

El objetivo de la discusión o de la discusión, no debe ser la victoria, pero el progreso.

El placer no es sino la felicidad de una parte del cuerpo.

La lógica trabaja, la metafísica contempla.

Libertad moral es la única libertad verdaderamente importante.

Cuando vas en busca de miel, debes esperar ser picado por las abejas.

Aquellos que nunca se retractan de sus opiniones se aman a ellos mismos más que a la verdad.

La superstición es la única religión que las almas bajas pueden tener..

Lo que es dudoso o mediocre necesita del consenso para agradar a su autor; pero lo que es perfecto lleva en sí la convicción de su belleza, de su mérito.

Un hombre que no muestra ningún defecto es un tonto o un hipócrita, de quien debemos desconfiar. Hay defectos tan ligados a las buenas cualidades que los anuncian, defectos que conviene no corregir.

Dibujar es hablar a la vista; hablar es pintar al oído.

Hoy ya no hay enemistades irreconciliables, porque ya no hay emociones desinteresadas: eso es algo bueno que nace de algo malo.

La mediocridad es lo excelente para los mediocres.

La ternura es la pasión del reposo.

Unos gustan decir lo que saben; otros lo que piensan.

Hay rudeza en los latinos. La moderación, una moderación noble y de buen gusto, distingue a los griegos y, sobre todo, a los atenienses.

Las pasiones de los jóvenes son vicios en los viejos.

La imaginación es el ojo del alma.

El que tiene imaginación sin aprender tiene alas, pero no los pies.

El que tiene imaginación sin aprender tiene alas sin pies.

Es preciso que los hombres sean esclavos del deber. De lo contrario, serán esclavos de la fuerza.