Frases Jean-Paul Sartre

Fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista.

El hombre no es la suma de lo que ya tiene, sino más bien de la suma de lo que todavía no tiene, de lo que podría tener.
No sabemos lo que queremos y sin embargo somos responsables de lo que somos -este es el hecho.
Si la victoria se cuenta en detalle, uno ya no puede distinguirla de una derrota.
En cuanto a los hombres se van, no es lo que son que me interesa, pero lo que puede llegar a ser.
Me molesta no más para encontrar base de los hombres, injusta y egoísta que ver a los monos traviesos lobos rapaces, o el buitre voraz.
Es mejor tener animales que se dejan matar que los hombres que huyen.
El hombre está condenado a ser libre, ya que una vez en el mundo, es responsable de todos sus actos.
Compromiso es una acción, no una palabra.
La vida no tiene significado en el momento en que pierdes la ilusión de ser eterno.
El hombre esta condenado a ser libre, porque una vez en el mundo, es responsable de todo lo que hace.
No hay naturaleza humana, ya que no hay dios para concebirla.
Para saber lo que vale nuestra vida, no está de más arriesgarla de vez en cuando.
Nunca he podido soportar la idea de que alguien esté esperando algo de mí. Siempre me dan ganas de hacer justo lo contrario.
Una batalla perdida es una batalla que uno piensa que ha perdido.
Odio a las víctimas que respetan a sus verdugos.
La existencia es anterior a la esencia, y gobierna sobre ella.
Como todo soñador, confundí la decepción con la verdad.
No juzguemos a las personas que amamos.
No existe realidad alguna excepto en la acción.
El hombre no es otra cosa sino lo que hace de sí mismo.
Si me convertí en filósofo, si he buscado con tanto ahínco esta fama que todavía estoy esperando, todo ha sido básicamente para seducir a las mujeres.
El hombre absurdo no se suicida; quiere vivir, sin renunciar a ninguna de sus certezas, sin futuro, sin esperanza, sin ilusiones… y sin resignación tampoco. Contempla la muerte con una atención apasionada y esta fascinación le libera. Experimenta la «irresponsabilidad divina» del condenado.
Uno puede imaginarse una consciencia pura y auto-consciente que piensa sobre sí misma como una espontaneidad impersonal.
Confundí las cosas con sus nombres: eso es creencia.
No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros.
A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.
El infierno son los demás.
Nadie debe cometer la misma tontería dos veces, la elección es suficientemente amplia.
Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo, es por un malentendido.
Solo nos queda un día, siempre comenzando de nuevo: nos lo dan al amanecer y nos lo quitan al atardecer.
Siempre nos queda solo un día, el cual siempre comienza de nuevo: se nos da al amanecer, y se nos quita al atardecer.
Cuanto más arena haya escapado del reloj de nuestra vida más claramente deberíamos poder ver a través de su cristal.
La introspección siempre es una retrospección.
No pasa nada mientras vives. El escenario cambia, la gente entra y sale, eso es todo. No hay comienzos. Los días se agregan a días sin ton ni son, una adición monótona e interminable.
Mi libertad se termina donde empieza la de los demás.
El hombre nace libre, responsable y sin excusas.
Si te encuentras solo cuando estas solo, estas en mala compañía.
Depende exclusivamente de ti darle sentido a tu vida.
En el amor, uno y uno son uno.
Una vez escuchas los detalles de la victoria, se vuelve difícil distinguirla de la derrota.