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Frases de James Russell Lowell

Frases de James Russell Lowell

Fue un poeta, crítico, editor y diplomático estadounidense.

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  • La alegría viene, la pena se va, no sabemos cómo.



  • Los humanos no saben lo que poseen en la Tierra. Será porque la mayoría no ha tenido ocasión de abandonarla y regresar después a ella.



  • No es la insurrección de la ignorancia lo peligroso, sino la revuelta de la inteligencia.



  • Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias.



  • El traidor a la humanidad es el traidor que tiene una maldición mayor.



  • El que está firmemente asentado en la autoridad pronto aprende a pensar en la seguridad, y no el progreso, la mayor lección en el arte de gobernar.



  • Verdadero beca consiste en saber lo que no existen las cosas, pero lo que quiere decir, no es la memoria sino el juicio.



  • Buena suerte es la sierva dispuesta de un carácter recto y enérgico, y la observancia de conciencia del deber.



  • La democracia da a cada uno el derecho de ser su propio opresor.



  • La democracia es la forma de gobierno que le da a cada hombre el derecho de ser su propio opresor.



  • Siempre he sido de la opinión de que en una democracia los modales son las únicas armas efectivas contra el cuchillo de monte.



  • La democracia otorga a cada uno de los hombres el derecho a ser el opresor de sí mismo.



  • Si la juventud es un defecto, es que nos superamos sólo demasiado pronto.



  • Si la juventud es un defecto, es un defecto del que nos curamos demasiado pronto.



  • Por una cuestión, al menos, los hombres y las mujeres están de acuerdo, sino que tanto las mujeres desconfían.



  • Hacia ningún delito hombres han mostrado tan fríamente cruel como para castigar a las diferencias de creencias.



  • La resistencia es la calidad suprema, y la paciencia toda la pasión de los grandes corazones.



  • Todos los hombres reflexivos son solitarios y originales en sí mismos.



  • En el océano de la bajeza, cuanto más nos adentramos, más fácil es hundirnos.



  • Hay dos tipos de debilidad, la que se rompe y la que se dobla.



  • Sé noble, y la nobleza que yace en otros hombres, durmiendo pero nunca muertos, se elevará en majestad para encontrarse con los tuyos.



  • El fanatismo, o, por llamarlo por su nombre más suave, entusiasmo, solo es poderoso y activo mientras sea agresivo. Si lo establece firmemente en el poder, se convierte en conservadurismo, lo haga o no.



  • Tal poder existe en la moderación de sí mismo.



  • El autocontrol es un poder que habita dentro de nosotros.



  • ¡Cuánta confianza nos inspira un libro viejo del cual el tiempo nos ha hecho ya la crítica!



  • En general, quienes no tienen nada que decir invierten el mayor tiempo posible en no decir nada.



  • Las desgracias más temidas son, de ordinario, las que no llegan jamás.



  • Un hombre sabio viaja para descubrirse a sí mismo.



  • La soledad es tan necesaria a la imaginación ya la sociedad es sana para el personaje.



  • Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.



  • La mente puede tejerse cálidamente en el capullo de sus propios pensamientos y habitar un ermitaño en cualquier lugar.



  • La vulgaridad es el octavo pecado... y aún peor que todos los demás juntos, pues pone en peligro tu salvación en este mundo.



  • Nadie es capaz de comprender a aquellos a quienes odia.



  • El que establece firmemente su autoridad, aprende muy pronto a juzgar que la seguridad, y no el progreso, es la más alta lección de la política.



  • Firme es la empresa que tiene tras sí no ya una multitud, sino un hombre fuerte.