Frases de Indiferencia
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No prestamos atención alguna a lo que tenemos ante los ojos; indiferentes a lo que nos rodea, vamos en pos de lo remoto.
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- Las frases de indiferencia son expresiones usadas para demostrar desinterés o desapego hacia algo o alguien. Estas frases se caracterizan por ser frías, cortantes y abiertamente honestas. Algunas personas las usan para alejarse de situaciones incómodas o de relaciones tóxicas sin necesidad de herir los sentimientos de nadie. Otras veces, son usadas como una forma de manipulación en la cual el objetivo es eliminar todo sentimiento del receptor.
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Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente... Y ríase la gente.
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Un mejor país se construye con buenas acciones, no con indiferencia ni derramando la sangre del conciudadano.
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¿Cree usted que hay alguna distinción entre la ignorancia y la indiferencia? Ni lo sé, ni me importa.
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Al que se ve colmado de conveniencias, las ajenas desgracias poco le inquietan; porque es muy cierto que el harto no se acuerda del que está hambriento.
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Se está haciendo la dura porque en realidad le gusto. Debe de ser de esas que creen que la mejor manera de excitar a un hombre es realizándole hasta que le vuelven loco.
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Nuestra sociedad no conoce prelación, codificaciones definitivas, centro, sólo estimulaciones y opciones equivalentes en cadena. De ello proviene la indiferencia posmoderna, indiferencia por exceso, no por defecto, por hipersolicitación, no por privación.
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Lo malo de un país no consiste en su debilidad, sino en que ésta sea ignorada de quienes tienen inexcusable obligación de conocerla.
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La ausencia del Estado genera que los conciudadanos busquen llenar el vacío a través de comportamientos de agresión.
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No resistencia, no juzgar y desapego son los tres aspectos de la verdadera libertad y la vida iluminada.
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¿Quieres ser invisible para los hombres? Sé pobre. ¿Quieres ser invisible para las mujeres? Sé viejo.
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La indiferencia. La peor de las enfermedades, peor que la peste y peor que los alemanes. La peste se erradica, y los alemanes, nacidos mortales, acabarán muriendo todos. En cambio, la indiferencia no se combate, o es muy difícil. La indiferencia es la razón misma por la cual nunca podremos dormir tranquilos; un día perderemos todo, no porque seamos débiles y nos aplaste alguien más fuerte, sino porque hemos sido cobardes y no hemos hecho nada.
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Cuando viene una ofensa hacia mí, levanto un poco mi corazón y pasa por debajo de él sin rozarlo siquiera.
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Y mientras miserablemente se están los otros abrasando de sed insaciable del no durable mando, tendido yo a la sombra esté cantando.
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La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.
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Creo que en el mundo de hoy la única libertad posible es la indiferencia. Por eso seguiré viviendo con mi sable y mi caballo.
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A la gente le da todo igual; mientras no le tiren la basura del otro lado de la tapia, ni le llegue el olor de podredumbre a la terraza, se puede hundir el mundo en mierda.
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Hitler ordenó: destruir completamente Varsovia. Calle por calle, casa por casa, con explosivos y lanzallamas arrasaron toda la ciudad mientras el mundo nos daba la espalda.
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La vida no se deja conmover por la compasión, prosigue su camino a pesar de los gritos de angustia o de odio.
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Al principio la droga te pone eufórico. Es como ganar un campeonato. Y pensás: mañana qué importa, si hoy gané el campeonato.
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El arte, esa nueva y tiránica religión que se sitúa por encima del bien y del mal, y es indiferente al hombre, al placer, al dolor, a la moral, a la vida y a la muerte.
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Dicen que las mujeres y los gatos nunca vienen cuando se les llama, pero acuden sin falta en cuanto no se les hace caso.
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Fingid que ignoráis la existencia de vuestros enemigos; no incurráis en la vulgaridad de defenderos de ellos.
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Aquello contra lo que luchaban en vano los dioses y todo humano sensato no era la estupidez. Era la pura indiferencia, la desconsiderada y maldita indiferencia ante los intereses de cualquiera excepto los propios.
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¡Cuántos excelentes discursos y cuántas acciones honestas han dejado de dar fruto, nada más que por no haber afectado indiferencia en aquellos casos donde convenía fingirla!
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