Frases de Henry Ward Beecher
Fue un clérigo congregacionalista estadounidense y prominente abolicionista de la esclavitud.
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Ningún café puede ser bueno en la boca si primero no ha mandado una dulce oferta de olor a las fosas nasales.
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La pobreza es buena en términos de poemas, de máximas y de sermones, pero muy mala para la vida práctica.
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No debemos juzgar a las personas por el punto más alto al que han llegado, sino por la distancia que han recorrido desde el punto en que comenzaron.
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El corazón ingrato no descubre misericordias; pero el corazón agradecido encontrará, en cada hora, algunas bendiciones celestiales.
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La diferencia entre perseverancia y terquedad, es que la primera se deriva de un fuerte deseo, mientras que la segunda, se debe a una falta de fuerza de voluntad.
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Dios hace la vida fértil por las desilusiones, al igual que hace la tierra fértil por las heladas.
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El verdadero secreto de dar consejos es, después de que honestamente ha dado, para ser completamente indiferente si se toma o no, y no persisten en el intento de liberar a la gente correcta.
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La grandeza no reside en ser fuerte, pero en el derecho de uso de la fuerza, y la fuerza no se utiliza correctamente cuando sólo sirve para llevar a un hombre por encima de sus semejantes para su propia gloria solitaria. Él es el más grande cuya fuerza lleva a la mayorÃa de los corazones de la atracción de los suyos.
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Todos los hombres son tentados. No hay hombre que vive, que no pueden dividirse, a condición de que la tentación a la derecha, puesto en el lugar correcto.
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Un hombre orgulloso rara vez es un hombre agradecido, porque nunca piensa que obtiene tanto como merece.
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Si quiere que su vecino sepa lo que Cristo hará por él, déjale ver lo que Cristo ha hecho por usted.
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Nunca conocà a un hombre prudente, trabajador, madrugador, cuidadoso de sus ganancias y estrictamente honesto que se quejara de la mala suerte.
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El cÃnico clasifica todas las acciones humanas en dos clases: abiertamente malas y secretamente malas.
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El orgullo mata el dÃa de acción de gracias, pero una mente humilde es el suelo del cual crecen naturalmente las gracias. Un hombre orgulloso rara vez es un hombre agradecido, porque nunca piensa que obtiene tanto como se merece.
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Recuerda la generosidad de Dios en el año. Ata las perlas de tu favor. ¡Oculta las partes oscuras, excepto en la medida en que estallen en la luz! ¡Dale un dÃa de agradecimiento, de alegrÃa, de gratitud!.