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Frases de Henry Wadsworth Longfellow

Frases de Henry Wadsworth Longfellow

Fue un poeta estadounidense.

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  • Siéntese en el ensueño y observe el color cambiante de las olas que rompen en la costa ociosa de la mente.



  • Después de todo, lo mejor que se puede hacer cuando llueve es dejar que llueva.



  • ¡Sé noble en cada pensamiento y en cada obra!.



  • Noble por nacimiento, pero más noble por grandes hazañas.



  • Y en los restos de vidas nobles. Algo inmortal aún sobrevive.



  • Cada mañana ve alguna tarea iniciada, cada noche la ve cerca; Algo intentado, algo hecho, se ha ganado una noche de reposo.



  • El hombre es injusto, pero Dios es justo; y finalmente la justicia triunfa.



  • A menudo excusamos nuestra propia falta de filantropía dando el nombre de fanatismo al celo más ardiente de los demás.



  • En carácter, en forma, en estilo, en todas las cosas, la excelencia suprema es la simplicidad.



  • La ambición es una pasión tan poderosa en el ser humano, que sin importar cuán alto alcancemos, nunca estamos satisfechos.



  • Alegría, templanza y reposo, le cierran la puerta en la nariz al médico.



  • Simplicidad en el carácter, en los modales, en el estilo; en todas las cosas la excelencia suprema es la simplicidad.



  • Cada hombre tiene sus penas secretas que el mundo no conoce y muchas veces llamamos “frío” a un hombre, cuando no esta más que triste.



  • Un pensamiento a menudo nos puede brindar más calidez que el fuego.



  • Cuanto más cerca está el amanecer, más oscura es la noche.



  • El amanecer no es lejano, ni la noche sin estrellas. El amor es eterno.



  • Habló bien el que dijo que las tumbas son las huellas de los ángeles.



  • Silenciosamente, una por una, en los infinitos prados del cielo, florecieron las hermosas estrellas.



  • La perseverancia es un gran elemento de éxito. Si solo golpeas lo suficiente y lo suficientemente fuerte en la puerta, seguramente despertarás a alguien.



  • ¡Ah, qué bien se siente! La mano de un viejo amigo.



  • Ninguna acción, buena o mala, termina nunca, sino que deja en algún lugar su impronta escrita como una bendición o como un maleficio por unos dedos ultra terrenos.



  • Los que se alejan no son los que sienten el dolor de la partida; los que sufren son los que se quedan atrás.