Frases de Gustave Flaubert
Fue un escritor francés. Considerado uno de los mejores novelistas occidentales.
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Esta disposición para planear sobre uno mismo es quizá la fuente de toda virtud. Te arranca de la personalidad, lejos de retenerte en ella.
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Me siento irritado por mis escritos. Soy como un violinista cuyo oído es perfecto pero cuyos dedos se rehúsan a reproducir el sonido que oye.
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Un alma se mide por la dimensión de su deseo, del mismo modo que se juzga de antemano a una catedral por la altura de sus torres.
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Cuídate de tus sueños, son la sirena de las almas. Cantan, nos llaman, los seguimos y jamás volvemos.
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Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda.
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Aquí es cierta inmoralidad: la ignorancia y la estupidez, el diablo no es más que esto. Su nombre es Legión.
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De todas las cosas relativas a la política, la única que comprendo es el motín. Fatalista como un turco, creo que todo lo que podemos hacer por el progreso de la humanidad, y nada, son exactamente lo mismo.
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Las grandes personas, que son las buenas, son ante todo pródigas, y no se preocupan mucho de sus expansiones. Hay que reír y llorar, amar, trabajar, gozar y sufrir; en fin, vibrar todo lo que se pueda y en todos los sentidos. ¿No consiste en esto lo verdaderamente humano?.
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El año 1789 acabó con la monarquía y la nobleza, 1848 con la burguesía y 1851 con el pueblo. No queda otra cosa que una muchedumbre canalla e imbécil. Todos nos hemos hundido y nivelado en una mediocridad común. La igualdad social ha alcanzado al Ingenio. Se hacen libros para todo el mundo, arte para todo el mundo, ciencia para todo el mundo, del mismo modo que se construyen líneas férreas y calefactorios públicos. La humanidad siente pasión por el embrutecimiento moral. Y eso me revienta porque formo parte de ella.
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Las masas perdieron su carácter poético con el cristianismo. No me hable usted de los tiempos modernos, a propósito de lo grandioso. No dan ni para satisfacer la imaginación de un folletinista de la peor calaña.
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El sueño entero de la democracia reside en elevar al proletariado al nivel de estupidez del burgués. En parte, éste es un sueño que ya se ha realizado. El proletariado lee los mismos periódicos y tiene las mismas pasiones que el burgués.
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Todo el sueño de la democracia es elevar el proletariado al nivel de estupidez alcanzado por la burguesía.
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Lee para vivir.
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Lee para vivir.
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Solo tres cosas son infinitas. El cielo en sus estrellas, el mar en sus gotas de agua y el corazón en sus lágrimas.
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Y hablaron de la mediocridad de la vida provincial, tan sofocante, tan fatal para todos los sueños nobles.
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