Skip to main content

Frases de Elie Wiesel

Frases de Elie Wiesel

Fue un escritor de lengua yiddish y francesa, de nacionalidad estadounidense.

0


  • Puede haber momentos en los que no tenemos poder para prevenir la injusticia, pero nunca debe haber un momento en que fracasemos en protestar.



  • La amistad marca una vida de una forma más profunda que el amor.



  • Para mi, la indiferencia es el epítome de todo mal.



  • El único poder al que el hombre debe aspirar es al que ejerce sobre sí mismo.



  • Si estuviese inmersa en una melancolía constante, no sería quien soy.



  • El verdadero peligro, hijo, se llama indiferencia. Mi padre nunca me había enseñado tanto en pocas palabras.



  • Pueden existir situaciones en las que no podemos hacer nada para prevenir una injusticia, pero nunca debe de existir un momento en el que fallemos en protestar.



  • Cuando una persona no tiene gratitud, algo falta en su humanidad.



  • La amistad marca una vida aún más profundamente que el amor. El amor puede degenerar en obsesión, la amistad solo es compartir.



  • La humanidad debe recordar que la paz no es un regalo de Dios a sus criaturas; la paz es nuestro regalo para los demás.



  • Tenemos que atravesar la desesperación e ir más allá, usándola para ayudar a los demás.



  • Así como la desesperación puede llegarnos solo a través de otra persona, la esperanza también lo hace.



  • No he perdido la fe en Dios. Tengo momentos de rabia y de protesta. A veces he estado cerca de él por ese motivo.



  • Porque recuerdo, me desespero. Porque recuerdo, tengo el deber de rechazar la desesperación.



  • Así como la desesperación puede llegar a uno sólo de otros seres humanos, también la esperanza puede ser dada a uno sólo por otros seres humanos.



  • En última instancia, el único poder al que debe aspirar el hombre es el que ejerce sobre sí mismo.



  • Ningún ser humano es ilegal.



  • La religión no es la relación del hombre con Dios, es la relación del hombre con el hombre.



  • El hombre, mientras viva, es inmortal. Un minuto antes de su muerte será inmortal. Pero un minuto después, Dios gana.



  • Las palabras a veces pueden, en momentos de gracia, alcanzar la calidad de los hechos.



  • El fanatismo es la mayor amenaza hoy. Literalmente, el siglo XXI está amenazado por fanáticos, y tenemos fanáticos en todas las religiones, desafortunadamente, ¿y qué podemos hacer contra ellos? Palabras nada más, estoy en contra de la violencia pero sólo palabras.



  • El fanatismo es usado estratégicamente en el mundo de la política.



  • Me maravilla la resistencia del pueblo judío. Su mejor característica es su deseo de recordar. Ninguna otra persona tiene una obsesión con la memoria.



  • Nuestra obligación es dar sentido a la vida y, al hacerlo, superar la vida pasiva e indiferente.



  • Los seres humanos cuando dejan sus problemas a la voluntad de Dios, nunca quedan defraudados.



  • La indiferencia al sufrimiento hace a los humanos inhumanos.



  • Lo opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia. Lo opuesto al arte no es fealdad, es indiferencia. Lo opuesto a la fe no es herejía, es indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, es la indiferencia.



  • La indiferencia es el signo de la enfermedad, una enfermedad del alma más contagiosa que cualquier otra.



  • Debido a la indiferencia, uno muere antes de morir realmente.



  • Este es el deber de nuestra generación al entrar en el siglo XXI: la solidaridad con los débiles, los perseguidos, los abandonados, los enfermos y los desesperados.



  • Algunas historias son ciertas que nunca sucedió.



  • La noche es más pura que el día; es mejor para pensar, amar y soñar. En la noche todo es más intenso y genuino. El eco de las palabras habladas durante el día toman un nuevo y más profundo significado.



  • Sin memoria no existe la cultura. Sin memoria no existiría la civilización, la sociedad ni el futuro.



  • No he perdido la fe en Dios. Tengo momentos de enojo y protesta. Algunas veces he estado más cerca de él por esa razón.



  • Puede haber momentos en los que seamos impotentes para prevenir la injusticia, pero nunca debe haber un momento en el que dejemos de protestar.