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Frases de Cicerón

Frases de Cicerón

Fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano.​ Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.

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  • Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable.



  • La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil es ya de por sí inmoral.



  • Que cada uno practique el arte que conoce.



  • Este es nuestro deber máximo: poder prestar toda nuestra ayuda a quien la necesita en grado extremo.



  • La crueldad no trae nunca consigo ningún provecho.



  • Ningún hombre ha llegado a ser grande si no ha sido movido por cierta divina inspiración.



  • Para ser libres hay que ser esclavos de la ley.



  • La esclavitud es la sujeción de un espíritu débil y cobarde que no es dueño de su voluntad.



  • Ninguno debe aprovecharse de la ignorancia ajena.



  • Es el azar, no la prudencia, quien rige la vida.



  • La ley suprema es el bien del pueblo.



  • La salud del pueblo está en la supremacía de la ley.



  • Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada.



  • Donde quiera que se esté bien, allí está la patria.



  • La pérdida de las energías es más a menudo causada por los excesos de la juventud que por los años.



  • Los médicos creen que, hallada la causa de la enfermedad, su curación está descubierta.



  • Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo.



  • La discusión fortalece la agudeza.



  • No puede decirse ninguna cosa tan absurda que antes no la haya dicho algún filósofo.



  • Nadie debe obedecer a aquel que no merece mandar



  • Que las armas cedan a la toga y el laurel se conceda a los méritos.



  • Ningún hombre docto ha dicho que un cambio de opinión es inconstancia.



  • No se puede encarecer bastante cuánto sirve para ganar los ánimos la cortesía y afabilidad en la conversación.



  • Difícil es decir cuánto concilia los ánimos humanos la cortesía y la afabilidad al hablar.



  • Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria.



  • Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables.



  • Aquel será verdaderamente elocuente que trate las materias humildes con delicadeza, las cosas importantes con solemnidad y las cuestiones corrientes con sencillez.



  • Todo arrogancia es odiosa, pero la arrogancia del talento y de la elocuencia son de las más desagradables



  • Es un hombre elocuente el que puede tratar los temas de carácterhumilde con delicadeza; las cosas grandes, de manera impresionante, y las cosas moderadas, con templanza.



  • El que seduce a un juez con el prestigio de su elocuencia, es más culpable que el que le corrompe con dinero.



  • Ciertas cosas son precedidas por ciertos signos.



  • No hay ventaja alguna en conocer lo futuro. Al contrario, es doloroso atormentarse sin provecho.



  • Al que haga buenas sus conjeturas, a ese le tengo yo por el mejor profeta.



  • Hay que comer y beber con tal moderación que nuestras fuerzas se restauren y no se recarguen.



  • Hacer depender la justicia de las convenciones humanas es destruir la moral.



  • La conciencia de una intención recta es el consuelo mayor en el infortunio.



  • El testimonio de mi conciencia es para mí de mayor precio que todos los discursos de los hombres.



  • De gran peso es el testimonio que la conciencia forma acerca del vicio y de la virtud; si lo suprimís, nada permanece.



  • Estos estudios estimulan a la juventud, deleitan a los ancianos, son el ornato dela buena fortuna y el refugio y solaz de las adversas; deleitan en casa, no estorban en la vida pública, de noche no nos abandonan, y son nuestros compañeros en los viajes y en el sosiego del campo.



  • La amistad añade a la prosperidad cierto esplendor y hace más leve la adversidad compartiendo sus desgracias.