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La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.
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Estamos abrumados, cada momento, por la concepción y la sensación de tiempo. Y no hay más que dos medios de escape y olvidar esta pesadilla: el placer y el trabajo. El placer que nos consume. El trabajo nos fortalece. Elijamos.
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Es por malentendido universal que todos estamos de acuerdo. Pues si por mala suerte, la gente se entendían, nunca estarían de acuerdo.
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Tanto los amantes ardientes como los eruditos austeros, cuando llegan a los años de la discreción, aman a los gatos, tan fuertes y gentiles, el orgullo del hogar, que como ellos son sensibles al frío, y sedentarios.
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El romanticismo no se sitúa precisamente en la elección del tema, ni en la verdad exacta, sino en la forma del sentimiento.
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Decir la palabra romanticismo es decir arte moderno, es decir, intimidad, espiritualidad, color, aspiración al infinito, expresada por todos los medios disponibles para las artes.
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Estamos agobiados, en cada momento, por la concepción y la sensación del Tiempo. Y sólo hay dos medios para escapar y olvidar esta pesadilla: el placer y el trabajo. El placer nos consume. El trabajo nos fortalece. Vamos a elegir.
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La naturaleza es un templo en el que las columnas vivas a veces emiten palabras confusas. El hombre lo aborda a través de bosques de símbolos, que lo observan con miradas familiares.
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Incluso en los siglos que nos parecen los más monstruosos e insensatos, el apetito inmortal por la belleza siempre ha encontrado satisfacción.
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La insaciable sed de todo lo que está más allá, y que la vida revela, es la prueba más viva de nuestra inmortalidad.
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Que procedas del cielo o del infierno, qué importa,¡Oh, Belleza! ¡monstruo enorme, horroroso, ingenuo!Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puertaDe un infinito que amo y jamás he conocido.
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No hay más que dos medios para librarse de la pesadilla del paso implacable del tiempo: el placer y el trabajo. El placer agota y el trabajo fortifica.
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Aquel que nunca se despertó en un lecho anónimo, al lado de un rostro que ya no volverá a ver; y no salió de un burdel al alba, con ganas de tirarse a un río por asco físico de la existencia, se ha perdido algo.
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