Frases Bertrand Russell

Fue un filósofo, matemático, lógico y escritor británico ganador en 1950 del Premio Nobel de Literatura.

De todas las maneras de ser precavido que existen, serlo en el amor es la peor de todas para alcanzar la felicidad.
La buena vida es inspirada por amor y guiada por el conocimiento.
En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.
Casi todo lo que distingue al mundo moderno del de los siglos pasados es atribuible a la ciencia.
Al contrario del esquema habitual me he hecho gradualmente más rebelde a medida que envejezco.
El hombre prudente sólo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando no, piensa en otra cosa.
Ningún hombre puede ser un buen maestro a menos que tenga sentimientos de afecto cálido hacia sus alumnos y un deseo genuino de impartirles lo que cree que es de valor.
El afecto no se puede crear; sólo puede ser liberado.
La naturaleza humana está construida de tal manera que da afecto más fácilmente a quienes parecen menos exigir.
Todo hombre, donde quiera que vaya, está rodeado por una nube de convicciones reconfortantes que se mueven con él como moscas en un día de verano.
Cuando la intensidad de la convicción emocional cede, un hombre que tiene el hábito de razonar buscará bases lógicas a favor de la creencia que encuentra en sí mismo.
Siempre que uno se sienta inclinado a la amargura, es un signo de fracaso emocional.
La vida moderna no puede construirse sobre principios físicamente extenuantes. Gran parte del trabajo es sedentario, y la mayor parte del trabajo manual sólo ejercita unos pocos músculos especializados.
El defecto fundamental de los padres, en nuestra sociedad competitiva, es que quieren que sus hijos sean un mérito para ellos.
Todo el problema con el mundo es que los necios y fanáticos siempre están tan seguros de sí mismos, y la gente más sabia tan llena de dudas.
Recuerde siempre que la verdadera felicidad no consiste en obtener lo que desea, sino en querer lo que ya tiene.
Mi deseo es que las cosas con las que empiezo sean tan obvias que te preguntes por qué me paso el tiempo explicándolas.
Las máquinas nos privan de dos cosas que sin duda son ingredientes importantes de la felicidad humana, a saber, la espontaneidad y la variedad.
Querer a muchas personas de forma espontánea y sin esfuerzo es quizás la mayor de todas las fuentes de felicidad personal.
Moralmente, un filósofo que utiliza su competencia profesional para cualquier cosa que no sea una búsqueda desinteresada de la verdad es culpable de una especie de traición.
Esto ha sido mi vida. Me ha parecido digno de ser vivido, y con mucho gusto lo volvería a vivir si se me ofreciera una segunda oportunidad.
No puedo decir si estoy viviendo en un sueño o una pesadilla.
El mundo está lleno de cosas mágicas que esperan pacientemente a que el ingenio aparezca para crecer.
Aquellos que nunca han conocido la profunda intimidad y la intensa compañía del feliz amor mutuo se han perdido lo mejor que la vida tiene para ofrecer.
Cuanto más nos damos cuenta de nuestra minuciosidad y nuestra impotencia frente a las fuerzas cósmicas, más sorprendente se convierte en lo que los seres humanos han logrado.
Se ha dicho que el ser humano es un animal racional. Toda mi vida he estado buscando pruebas que puedan apoyar esto.
Nada es tan agotador como la indecisión, y nada es tan inútil.
Es un desperdicio de energía estar enojado con un hombre que se porta mal, así como estar enojado con un automóvil que no funciona.
El fanatismo es el peligro del mundo, y siempre lo ha sido, y ha hecho un daño incalculable. Casi podría decir que yo era fanático contra el fanatismo.
Inhale confianza, exhale dudas.
Sé tu mismo mientras no hagas daño a nadie. No tienes que agradarle a todo el mundo, a menudo ciertas personas gozan de un criterio mal formado hacia los demás y no puedes dejar que eso te afecte.
Todos tenemos una tendencia a pensar que el mundo debe conformarse con nuestros prejuicios. El punto de vista opuesto implica cierto esfuerzo de pensamiento, y la mayoría de la gente moriría antes de pensar de hecho lo hacen.
La percepción, sin comprobación ni fundamento, no es garantía suficiente de verdad.
Toda la actividad humana está motivada por el deseo o el impulso.
El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos.
Toda la actividad humana está motivada por el deseo.
Nadie cotillea sobre las virtudes secretas de otras personas.
Nadie debería creerse perfecto, ni preocuparse demasiado por el hecho de no serlo.
Nadie sino un cobarde se atreve a presumir de que nunca ha conocido miedo.
Si existiese en el mundo de hoy un número tan grande de gente que deseara su propia felicidad más de lo que desean la infelicidad del resto, tendríamos el paraíso en unos pocos años.