Frases de Anatole France

Fue un escritor francés. En 1921 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

La guerra y el romanticismo: ¡plagas espantosas!.
El arte de la guerra consiste en ordenar las fuerzas de tal modo que no puedan huir.
La guerra va a desaparecer sólo cuando los hombres no participan en absoluto en la violencia y estarán dispuestos a sufrir cualquier persecución que su abstención les traerá. Es la única manera de abolir la guerra.
Existe en todos nosotros un fondo de humanidad mucho menos variable de lo que se cree.
La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.
Juzgamos las acciones humanas no por lo que son, sino por el disgusto o el placer que lo causan.
El cristianismo ha hecho mucho por el amor convirtiéndolo en pecado.
Afortunadamente, no tenemos por qué parecernos a nuestros retratos.
Sólo los hombres que no están interesados en las mujeres están interesadas en la ropa de las mujeres. Los hombres que les gustan las mujeres nunca se dan cuenta de lo que llevan puesto.
Una cosa sobre todo, le da encanto a los pensamientos de los hombres, y esto es disturbios. Una mente que no es incómodo irrita y me aburre.
Es mejor entender un poco que no entender mucho.
La timidez es un gran pecado contra el amor.
Impopularidad tiene asegurada todo el que goza de popularidad.
Todo el arte de enseñar es el único arte de despertar la curiosidad natural de las mentes jóvenes con el propósito de satisfacerla después.
La curiosidad en sí misma puede ser vívida y saludable solo en proporción, ya que la mente está contenta y feliz.
Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos.
Para alcanzar grandes cosas uno no solamente debe de actuar, sino también soñar; no solo planear, pero también creer.
Acaricia tu frase con ternura; terminará sonriéndote.
La verdad es que la vida es deliciosa, horrible, encantadora, espantosa, dulce, amarga y eso es todo.
La existencia sería intolerable si nunca soñáramos.
Para lograr grandes cosas, no solo debemos actuar, sino también soñar; no solo planear, sino también creer.
Nada es infinito en el universo salvo la estupidez de los hombres.
Prefiero un malvado a un tonto, porque los malvados descansan.
Una necedad repetida por treinta y seis millones de bocas no deja de ser una necedad.
Hasta que uno haya amado a un animal, una parte de su alma permanece despierta.
Los hombres mediocres, que no saben que hacer con su vida, suelen desear el tener otra vida más infinitamente larga.
Los hombres exigen al amor que se revista de formas y colores; han de ver lo que aman. Las mujeres sólo piden sensaciones al amor; saben amar como ciegas.
En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad.
Si el camino es hermoso, no preguntemos a dónde conduce.
Es bueno que el corazón sea ingenuo y que la mente no lo sea.
La infelicidad hace que la gente parezca estúpida.
El arte de enseñar no es otro que el arte de despertar la curiosidad de las almas jóvenes para satisfacerla en seguida.
La razón es lo que más asusta en un loco.
Una necedad, aunque la repitan millones de bocas, no dejan de ser una necedad.
Imaginar es todo, saber nada en absoluto.
Nunca escuchamos la versión de la historia del diablo, porque solo Dios escribió el libro.
Uno cree que muere por la patria y muere por los industriales.
Gobernar significa descontentar.
La intolerancia pertenece a todos los tiempos.
Las promesas valen más y cuestan menos. Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.