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Frases de Anatole France

Frases de Anatole France

Fue un escritor francés. En 1921 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

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  • El azar es tal vez el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar.



  • No seas jamás humilde con los soberbios, ni soberbio con los humildes.



  • Es cierto que el amor conserva la belleza y que la cara de las mujeres se nutre de caricias, lo mismo que las abejas se nutren de miel.



  • Se puede dudar de lo que se ve, pero no de las palabras de un hombre honrado.



  • Una educación no es lo comprometido que estas para recordar o incluso cuánto sabes. Es ser capaz de diferenciar entre lo que sabes y lo que no sabes.



  • Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría.



  • La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia.



  • La vejez conduce a una tranquilidad indiferente que asegura la paz interior y exterior.



  • La ley en su majestuosa igualdad, prohíbe a los ricos, así como a los pobres dormir bajo los puentes, mendigar en las calles y robar pan.



  • Tu alma se mantendrá dormida hasta que no ames a un animal.



  • Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida



  • Observamos que en francia, casi siempre, los críticos musicales son sordos y los críticos de arte ciegos. Eso les permite el recogimiento que necesitan las ideas estéticas.



  • Cuando no existen leyes, el que manda no es más que un tirano, y los que obedecen no son otra cosa que esclavos. El árbol de las leyes ha de poderse continuamente.



  • La moral descansa naturalmente en el sentimiento.



  • Las verdades que revela la inteligencia permanecen estériles. Sólo el corazón es capaz de fecundar los sueños



  • Para lograr grandes cosas, no solo debemos actuar, también debemos soñar, no solo es necesario planear, también debemos creer.



  • Para lograr grandes cosas debemos no sólo actuar, sino también soñar; no sólo se trata de tener el plan, sino también creer en él.



  • Le agradezco al destino por haberme hecho nacer pobre. Ser pobre me enseñó el valor de las cosas verdaderamente útiles para la vida.



  • Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia.



  • Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento.



  • Hasta que uno no ha amado un animal, una parte del alma sigue sin despertar.



  • La gente vive por los actos no por ideas.



  • La gente consigue logros por los actos, no por ideas.



  • Para una Caperucita Roja, en buena moral, consiste la felicidad en ser comida por el lobo.



  • Todos los cambios, incluso los más deseados, tienen su melancolía; porque dejamos atrás una parte de nosotros mismos; debemos morir en una vida para entrar en otra.



  • Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.



  • La casualidad es quizá el sinónimo de Dios, cuando no quiere firmar.



  • La ignorancia y el error son tan imprescindibles en la vida como el pan y el agua.



  • La vida nos enseña que solo somos felices a costa de alguna ignorancia.



  • Para conseguir grandes cosas, debemos no solo actuar, sino también soñar, no solo planear, sino también creer.



  • Su experiencia, como tantas veces sucede, le hizo desconocer la verdad.



  • Una cosa sobre todo hace sugestivo el pensamiento humano: es la inquietud.



  • La mujer es embellecida por el beso que ponéis sobre su boca.



  • Hasta que no has amado a un animal, una parte de tu alma permanece dormida.



  • No es sino hasta que uno ama a un animal, que una parte de nuestras almas permanece dormida.



  • El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen.



  • El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños.



  • No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir.



  • La verdadera historia es la de las máximas y las opiniones, más que la de las guerras y los tratados.



  • Llamamos peligrosos a los que poseen un espírutu contrario al nuestro, e inmorales a los que no profesan nuestra moral.