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Frases de Adam Smith

Frases de Adam Smith

Fue un economista y filósofo escocés, considerado uno de los mayores exponentes de la economía clásica y de la filosofía de la economía.

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  • Si abordas cada situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces



  • Un padre se ocupa más de diez hijos que diez hijos de un padre.



  • La verdadera tragedia de los pobres es la pobreza de sus aspiraciones.



  • El resentimiento parece que nos ha sido dado por la naturaleza como defensa y solo como defensa. Es la salvaguardia de la justicia y la seguridad de la inocencia.



  • La gran ambición, el deseo de superioridad real, de liderar y dirigir, parece ser todo peculiar al hombre, y el habla es el gran instrumento de la ambición.



  • La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.



  • El lenguaje es el gran instrumento de la ambición humana.



  • En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.



  • El robot va a perder. No por mucho. Pero cuando se anote el resultado final, la carne y la sangre derrotarán al monstruo maldito.



  • Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si en ella la mayor parte de los miembros es pobre y desdichado.



  • No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés.



  • El verdadero precio de todo, lo que todo realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el esfuerzo y la complicación de adquirirlo.



  • Todo el dinero es una cuestión de creencia.



  • ¿Qué se puede añadir a la felicidad de un hombre que tiene buena salud, no tiene deudas y cuenta con una conciencia limpia?



  • Tan pronto como la tierra se ha convertido en una propiedad privada, el terrateniente exige una parte de casi todos los productos que el trabajador pueda producir o recoger en ella.



  • Una gran ambición, el deseo de una verdadera superioridad, de dirigir y liderar, parece ser algo peculiar del hombre.



  • En el camino de la ciudad del escepticismo, tuve que pasar por el valle de la ambigüedad.



  • Muchas personas pasan por nuestra vida, pero sólo muy pocas llegan a ocupar un gran lugar en nuestro corazón.



  • La disciplina real y efectiva que se ejerce sobre un trabajador es la de sus clientes. Es el miedo a perder su empleo lo que restringe sus fraudes y corrige su negligencia.



  • El progreso más importante de la capacidad productiva del trabajo y la mayor parte de la habilidad, con que éste se aplica o dirige, parecen haber sido consecuencia de la división del trabajo.



  • La misericordia para el culpable es la crueldad para el inocente.



  • El mundo no ha visto nunca ni verá jamás una lotería perfectamente justa, una en donde las ganancias totales compensen las pérdidas totales.



  • La virtud es más temible que el vicio, porque sus excesos no están sujetos a la regulación de la conciencia.



  • Es injusto que toda la sociedad contribuya a un gasto cuyo beneficio se limita a una parte de la sociedad.



  • La ambición individual sirve al bien común.



  • Sentir mucho por los demás y poco por nosotros mismos, para contener nuestro egoísmo y ejercitar nuestros afectos benévolos, constituye la perfección de la naturaleza humana.



  • Es una grandísima impertinencia y presunción de reyes y ministros el pretender vigilar la economía privada de los ciudadanos y restringir sus gastos.



  • ¿Qué mayor felicidad hay que la de ser amado y saber que lo merecemos? ¿Qué mayor desgracia que la de ser odiado y saber que lo merecemos?



  • No somos más que uno de la multitud, en ningún aspecto mejor que cualquier otro en ella.



  • Donde quiera que haya una gran propiedad, hay una gran desigualdad.



  • Una gente instruida e inteligente es siempre más decente y ordenada que una ignorante y estúpida.



  • Todo hombre sobrevalora en cierta medida sus posibilidades de éxito y la mayoría subvalora sus posibilidades de fracaso.



  • Con arreglo a la experiencia de todas las épocas y naciones, pienso que, en el fondo, el trabajo realizado por hombres libres es más barato que el de los esclavos.



  • No es muy irrazonable el que los ricos contribuyan al gasto público, no sólo en proporción a su ingreso, sino en algo más que en esa proporción.



  • Ninguna sociedad puede ser feliz y próspera si la mayor parte de sus ciudadanos son pobres y miserables.



  • La defensa es superior a la opulencia.



  • No hay más requisitos para llevar a un estado al más alto grado de opulencia a partir de la mayor barbarie, que la paz, unos impuestos sencillos y una tolerable administración de la justicia.



  • Aventúrate con todos los boletos en la lotería y perderás con seguridad; y cuanto mayor sea el número de tus boletos, más te acercarás a esta certeza.



  • Para la mayor parte de la gente rica, el gozo principal de la riqueza consiste en el desfile de la riqueza.



  • En todos estos conflictos los patronos pueden resistir durante mucho más tiempo.