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Aquí aparece claro el núcleo de toda tentación:...

Aquí aparece claro el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo y molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras.


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  • No hay nada más egoísta que amarse a sí mismo por encima de todas las cosas.



  • Si te preocupan tus propios intereses primero y los demás intereses después, nunca obtendrás satisfacción.



  • La mejor manera de servir a los demás es no ser desordenadamente altruista.



  • El egoísmo es la madre del aburrimiento.



  • El mayor mal de la humanidad no es el egoísmo sino el altruismo sin sentido.