Aquel que mira a una mujer codiciándola ha cometido ya adulterio en su corazón al desearla. — Marcial
Aquel que mira a una mujer codiciándola ha cometido ya adulterio en su corazón al desearla.
Interpretacion
La frase advierte que el deseo sexual puede ser moralmente equivalente a la acción. Subraya la importancia del control interior sobre las propias miradas y pensamientos. Plantea que la intención o el anhelo pueden tener consecuencias éticas similares a los actos externos. Refleja una visión rigurosa sobre la pureza del corazón.
Temas
deseo adulterio ética pensamiento autoridad clásica marcial pureza control interior
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