Nada real puede ser amenazado, nada irreal existe, en esto radica la paz de Dios.
Nada real puede ser amenazado, nada irreal existe, en esto radica la paz de Dios.
Interpretacion
La frase distingue entre lo verdadero y lo ilusorio, afirmando que lo auténtico es invulnerable. Lo irreal carece de existencia y, por tanto, no puede afectar la paz interior. Al reconocer esta distinción se alcanza serenidad espiritual. Es una invitación a desapegarse de miedos basados en apariencias.
Temas
paz espiritualidad realidad ilusión reflexión serenidad sabiduría
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