Lo que frecuentemente pedimos a Dios no
Lo que frecuentemente pedimos a Dios no es que nos permita hacer su voluntad sino que apruebe la nuestra.
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Estoy absolutamente convencido que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable.
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Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden. Es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree.
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