La clave, entonces, para amar a Dios es
La clave, entonces, para amar a Dios es ver a Jesús, tenerlo ante la mente con tanta plenitud y claridad como sea posible. Es adorarlo.
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Nunca nos arrepentiremos de haber nacido en este tiempo cruel porque lo reconocemos por lo que es: el tiempo de la plenitud del corazón.
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Cuando cada oportunidad que se te da se utiliza para servir a la gente, estás en el camino del propósito de la vida hacia la plenitud.
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Al provenir de nuestra Alma, estamos en la plenitud de nuestro ser- Este es el «jardÃn» del que crecemos.
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Acepta la plenitud en el equilibrio de la vida, que exige que haya regalos positivos junto con la adversidad.