Frases sobre el EgoÃsmo
-
Si los hombres fueran tan desinteresados como las mujeres, muy pronto las mujeres se harÃan más egoÃstas que los hombres.
-
El sentimentalismo es egoÃsta, es un nacionalismo del yo, que siempre te hace más vÃctima, más perjudicado, más importante que cualquiera.
- Aunque el egoÃsmo puede tener sus beneficios, como enfocarse en alcanzar el éxito académico o profesional, también puede llevar a relaciones conflictivas con los demás, problemas sociales y hasta depresión. Es por ello que hay muchas frases sobre el egoÃsmo que buscan empoderarnos para tomar conciencia del daño potencial que esta actitud puede causar. Aquà reunimos algunas frases famosas sobre el egoÃsmo para ayudarte a reflexionar sobre la importancia de ser conscientes acerca de este tema.
-
- Me he pasado toda la vida intentando hacer de todo y para todos y no sé porque siempre sale alguien decepcionado. - Sabes a veces hay una razón para que se crucen los caminos de dos personas. Te voy a contar cual es mi secreto para vivir: Pasa como de la mierda de todo el mundo, se egoÃsta. Porque una vez que te haces la pregunta ¿Qué pasa conmigo? todo cambia a mejor.
-
-
-
Todos tenemos un lado oscuro, asà que es necesaria una lucha contÃnua para hacer lo correcto. El lado luminoso es compasión y preocupación por los demás. El lado oscuro es codicia y egoÃsmo.
-
Ser rico y poderoso no excluye ser amado y admirado mientras no se den muestras de un talante egoÃsta y tiránico.
-
La mayor parte de los que tienen problemas personales, los tienen por el egoÃsmo de pensar en sà mismos.
-
El ego es una fuente de males, tales como el apego, la envidia, los celos, el odio, la ira, el afán de posesividad, la suspicacia y el egoÃsmo.
-
Los hombres buenos no están exentos de un pensamientoegoÃsta; y asà en algunos momentos Jean Valjean pensaba, con una especie de júbilo, que Cosette serÃa fea.
-
Tita nunca se casará. Por ser la más pequeña de mis hijas está destinada a cuidarme hasta que yo muera.
-
-
-
El fútbol necesita que el jugador tenga una alta autoestima, pero la autoestima lleva a la vanidad y la vanidad te hace egoÃsta. El entrenador debe aprender a controlar eso dentro de un grupo y encontrar un balance.
-
-
-
El hombre, condenado eternamente á la groserÃa y al egoÃsmo por su propia naturaleza, puede dar muy poco de sà en una materia tan delicada como es la poesÃa.
-
-
Se debe representar el Infierno como un estado en el que todo el mundo está perpetuamente pendiente de su propia dignidad y de su propio enaltecimiento, en el que todos se sienten agraviados, y en el que todos viven las pasiones mortalmente serias que son la envidia, la presunción y el resentimiento.
-
-
Es como todos: un cerdo interesado que mira por sà mismo y luego por los demás. Está en la naturaleza humana. Si no me crees, mira como tú has llegado al robo y puede que al asesinato.
-
Nuestro sufrimiento no es un castigo impuesto por nadie, sino que procede de la estimación propia, que solo desea nuestra propia felicidad sin tener en cuenta la de los demás.
-
En el pasado la gente creÃa que no existÃan tierras habitadas más allá del mar tenebroso, fue Colón quien demostró lo contrario, hoy en dÃa la gente no cree en vida más allá de las fronteras de nuestro planeta. Aún la mente de algunos individuos es turbia, tÃmida y egoÃsta.
-
El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegrÃa de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Esa no es la opción de una vida digna y plena, ese no es el deseo de Dios para nosotros, esa no es la vida en el EspÃritu que brota del corazón de Cristo resucitado.
-
- Para mà eres mucho más que eso, para mà tú eres la chica de la mesa de billar, y la chica de la sonrisa que miraba por el retrovisor de mi moto y la chica más caprichosa de todo el puto barrio de San Antonio. - ¿Qué?- ¿Qué? Quiero a Lucas, quiero a Aitor, quiero ir a Madagascar, quiero ir en moto.. ¿Qué coño quieres Sara? Eres tan egoÃsta que empiezo a pensar que no te mereces nada, ni promesas de futuro, ni álbumes de recuerdo, ni que llame a la puerta de tu casa, porque cada vez que llueve alguien se ahoga, pero a ti te importa una puta mierda.
-
Aquà aparece claro el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo y molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas sólo las realidades polÃticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras.
-
-
-
-
Lástima que yo sea una persona que piensa que lo mejor es que cada uno se preocupe de sus trapos sucios, que cada uno se preocupe de sus cumpleaños y de sus orgasmos sin darle el coñazo al de al lado.
-
El verdadero inconveniente del matrimonio es que mata el egoÃsmo. Y las personas sin egoÃsmo son incoloras. Carecen de individualidad. De todos modos, hay algunos temperamentos que se hacen más complejos con el matrimonio.
-
Es un polÃtico de la peor calaña, egoÃsta, demasiado egocéntrico para darse cuenta de que la realidad lo sobrepasa, y un cobarde que se esconde bajo ese falso candor del que le gusta hacer gala.
-
-
Sólo te repito que el gran problema de la igualdad no es vencer el orgullo de los ricos, sino vencer el egoÃsmo de los pobres.
-
Pedir y más pedir, esto hace el hombre;llamar fe y esperanza a su egoÃsmo;sobre un altar divinizar un nombrey darse en realidad culto a si mismo.
-
-
-
Hay muchas personas que no hablan nunca de sà mismas; pero esto lo hacen para pensar siempre en sÃ.
-
-