William Wordsworth Frases

Fue uno de los más importantes poetas románticos ingleses.

La flor que huele más dulce es tímida y humilde.
La vida se divide en tres períodos; lo que era, lo que es y lo que será. Aprendamos del pasado para sacar provecho de la actualidad, y del presente para vivir mejor en el futuro.
Salvaje es la música de los vientos otoñales entre los bosques desvaídos.
Lo que necesitamos no es la voluntad de creer, sino el deseo de descubrir.
Porque he aprendido a mirar a la naturaleza, no como en la hora de la juventud irreflexiva, pero escuchar muchas veces la música triste y queda de la humanidad.
Que aunque el esplendor que alguna vez fue tan brillante será ya para siempre tomada de mi vista. Aunque nada puede devolver la hora del esplendor en la hierba, la gloria en la flor. Vamos a llorar no, más bien encontrar la fuerza en lo que queda atrás.
Nuestro nacimiento no es más que un sueño y un olvido. No se encuentra en completo olvido, y no en las cosas despojada, pero arrastrando nubes de gloria venimos.
¡Amada libertad! ¿Y de qué sirve si no es don que consagra la alegría?
Nutre mi alma en libertad y puros pensamientos: sea entonces tu amor mi guía, alivio y esperanza.
¡No permanezcas a mis ruegos muda! Que estoy más desolado que, en su nido, el ave a la que cubre blanca nieve.
El agua se ondeaba, pero ellas mostraban una más viva alegría. ¿Cómo, si no feliz, será un poeta en tan clara y gozosa compañía?
La tierra y el mar se entregan a la felicidad, y a mediados de mayo cada animal se siente alegre. ¡Tú, hijo de esa alegría, grita a mi alrededor, quiero oírte gritar, oh, pastor feliz!
La flor que más dulce huele es tímida y humilde.
Sensaciones dulces, sentidas en la sangre y sentidas a lo largo del corazón.
El océano es un poderoso armonista.
El hábito gobierna la manada irreflexiva.
Avaricia, gasto, esto es idolatría; y estos los adoramos; la vida simple y el pensamiento elevado ya no existen.
La mejor parte de la vida de un buen hombre son sus pequeños, sin nombre, actos de amabilidad y de amor sin recordar.
Sólo juzga bien quien sopesa y compara, y cuando pronuncia su sentencia más dura nunca abandona la caridad.
Debemos buscar la seguridad en nosotros mismos y debe ser forjada por nuestra propia mano.
Unos cuantos fuertes instintos y unas pocas reglas sencillas.
La buena poesía fluye espontáneamente de los potentes sentimientos, y trae su origen de una emoción engendrada en la calma.
Los buenos mueren los primeros, y aquellos cuyo corazón es tan seco como el polvo estival, arden y se consumen hasta la raíz.
Lo mejor es lo más simple.