En mi juventud hice hincapié en la libertad, y en mi vejez subrayo el orden. He hecho el gran descubrimiento de que la libertad es un producto del orden.
El amor que tenemos en nuestra juventud es superficial comparado con el amor que un anciano tiene por su antigua esposa.
Lo más interesante en el mundo es un ser humano que se pregunta, sufre y plantea las preguntas que le han molestado en el último día de su vida, sabiendo que nunca va a conseguir las respuestas.
El problema con la mayoría de las personas es que piensan con sus esperanzas, miedos o deseos más que con sus mentes.