Frases de San Pablo

No hay poder que no venga de Dios.

Un poco de levadura ayuda a levantar la pasta.

El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?

No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

Veo los peligros de la vida presente; peligro en el mar, peligro en la tierra y peligro en los falsos hermanos.

Afeminados espíritus engendra la avaricia.

Es la fe la firme seguridad de lo que esperamos, la convicción de lo que novemos.

Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?

Mira, ahora es la ocasión propicia; mira, ahora es el día de tu salvación.

Comamos y bebamos, puesto que hemos de morir mañana.

No te damos una sierva, sino una compañera.

A los puros todas las cosas les parecen puras.

No deis lugar al diablo.

El que casa a su hija doncella hace bien; el que no la casa hace mejor.

Cada cual lleve su propia carga.

Mirad no seáis engañados por las teorías de los filósofos y por las vanas sutilezas de las doctrinas mundanas.

No hago el bien que yo quisiera obrar, sino el mal que no quisiera hacer.

Las mujeres deben permanecer calladas en toda reunión pública.

Dios es padre de todos, y está sobre todos, y actúa por medio de todos en todos.

Todo me es licito, pero no todo me conviene.

La letra mata, el espíritu vivifica.

Más vale casarse que abrasarse.

Para el hombre puro todas las cosas son puras.

El que no quiere trabajar, que tampoco coma.

No perdáis ahora vuestra confianza, que lleva consigo una gran recompensa.