Skip to main content

Frases de San Agustín

Frases de San Agustín

San Agustín fue uno de los teólogos y filósofos más importantes en los primeros años del cristianismo, cuyas obras fueron muy influyentes en el desarrollo del cristianismo y la filosofía occidental.

1.9k


  • ¿Cómo es el amor? Tiene ojos para ver la miseria y la necesidad. Tiene los oídos para oír suspiros y los dolores de los hombres.



  • ¿Qué aspecto tiene el amor? Tiene las manos para ayudar a otros. Tiene ojos para ver la miseria y la necesidad. Tiene oídos para oír los suspiros y las tristezas de los hombres.



  • Hasta la misma ignorancia y la estupidez se cubren con el nombre de sencillez e inocencia.



  • Con caridad, el pobre es rico, sin caridad, cualquier rico es pobre.



  • En lo necesario, unidad. En lo dudoso, libertad; y en todo, caridad.



  • Unidad en las cosas necesarias; en las dudosas, libertad, y caridad en todas.



  • La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.



  • La prudencia es un amor que se elige con sagacidad.



  • Para aprender tiene mayor eficacia la natural curiosidad que no una temerosa coacción.



  • El orgullo es la fuente de todas las enfermedades, porque es la fuente de todos los vicios.



  • El mundo es como un libro abierto, quien no viaja ha leído solo una página.



  • Nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en Ti.



  • Dado que no puedes hacer el bien a todos, debes prestar especial atención a aquellos que, por los accidentes del tiempo, el lugar o las circunstancias, se relacionan más estrechamente con usted.



  • Fue el orgullo lo que transformó a los ángeles en demonios, y es la humildad la que convierte a los hombres en ángeles.



  • Puesto que no puedes hacer el bien a todos, debes prestar especial atención a aquellos que, por accidentes de tiempo, lugar o circunstancias, están más cerca de ti.



  • Enamorarse de Dios es el mayor romance; buscarle la mayor aventura; encontrarlo, el mayor logro humano.



  • Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo fuéramos uno de nosotros.



  • La guerra debe librarse sin amor a la violencia, la crueldad o la enemistad.



  • La recompensa de la paciencia es la paciencia.



  • Nuestras recompensas en el cielo son el resultado de que Dios corona sus propios dones.



  • Fe es creer lo que no ves; la recompensa de esta fe es ver lo que crees.



  • Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan.



  • La voluntad de Dios es una regla de conducta. Con él tienes los medios para convertirte y corregir tus malos caminos.



  • ¿Sabes quiénes son los rectos de corazón? Son aquellos que desean lo que Dios desea. Por lo tanto, no intentes torcer la voluntad de Dios para ti, sino corregir tu voluntad hacia la de Dios.



  • Si dos amigos te piden que juzgues una disputa, no aceptes, ya que puedes perder a un amigo.



  • Confíe el pasado a la misericordia de Dios, el presente a su amor y el futuro a su providencia.



  • Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.



  • Si dudo, si me alucino, vivo. Si me engaño, existo. ¿Cómo engañarme al afirmar que existo, si tengo que existir para engañarme?



  • El mayor mal es el dolor físico.



  • Los frutos de la caridad son alegría, paz y misericordia; la caridad exige beneficencia y corrección fraterna; es benevolencia; fomenta la reciprocidad y sigue siendo desinteresada y generosa; es amistad y comunión: el amor es en sí mismo el cumplimiento de todas nuestras obras. Ahí está la meta.



  • La humildad es el fundamento de todas las otras virtudes: por lo tanto, en el alma en la que esta virtud no existe, no puede haber ninguna otra virtud, excepto en la mera apariencia.



  • Tu primera tarea es estar insatisfecho contigo mismo, luchar contra el pecado y transformarte en algo mejor. Vuestra segunda tarea es soportar las pruebas y tentaciones de este mundo que serán provocadas por el cambio en vuestra vida y perseverar hasta el final en medio de estas cosas.



  • Buscad lo suficiente, buscad lo que basta. Y no queráis más. Lo que pasa de ahí, es agobio, no alivio; apesadumbra en vez de levantar.



  • La fe consiste en creer lo que no vemos, y la recompensa es ver lo que creemos



  • La misma debilidad de Dios procede de su omnipotencia.



  • El alma desordenada lleva en su culpa la pena.



  • La razón no se sometería nunca, si no se juzgase que hay ocasiones en que debe someterse.



  • En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad.



  • Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.



  • Creo para comprender, y comprendo para creer mejor.