Frases de Robert Green Ingersoll
Fue un abogado, veterano de la Guerra Civil Estadounidense.
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Dulces son los pensamientos con agradables contenidos, la mente tranquila es más rica que una corona
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La felicidad no es un premio, sino una consecuencia. El sufrimiento no es un castigo, sino un resultado.
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La felicidad es el único bien. El momento para ser feliz es ahora. El lugar para ser feliz es aquí. La forma de ser feliz es hacer a otros felices.
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En tanto que la iglesia tenga el poder de cerrar los labios de los hombres, la superstición gobernará el mundo.
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El hombre piensa, debe utilizar todos sus sentidos; debe examinar; debe razonar. El hombre que no puede pensar es menos que un hombre; el hombre que no quiere pensar es un traidor a sí mismo; el hombre que teme pensar es un esclavo de la superstición.
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Lo que la luz es para los ojos, lo que el aire es para los pulmones, lo que el amor es para el corazón, la libertad es para el alma del hombre.
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La verdadera civilización es donde todo hombre le da a todos los demás todo el derecho que reclama para sí mismo.
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No voy a atacar a sus doctrinas ni sus creencias si se otorguen libertad para mí. Si tienen pensado para ser peligroso - si aver que la duda es un crimen, entonces ataco a todos y cada uno, porque esclavizan las mentes de los hombres.
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Necesitamos hombres con coraje moral para hablar y escribir sus pensamientos reales, activo y pasivo de sus convicciones, incluso a la misma muerte.
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Sólo puede haber poca libertad en la tierra, mientras que los hombres adoran a un tirano en el cielo.
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Nuestra esperanza de inmortalidad no proviene de ninguna religión, pero casi todas las religiones provienen de esa esperanza.
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Un gran hombre no busca aplausos ni lugar; él busca la verdad; busca el camino a la felicidad y lo que averigua, lo da a los demás.
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La neutralidad se usa generalmente como una máscara para ocultar una amargura rara. A veces esconde lo que es: nada. Siempre representa el vacío de la cabeza o la amargura del corazón, a veces ambas cosas.
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La esclavitud mental es muerte mental, y todo hombre que ha renunciado a su libertad intelectual es el ataúd viviente de su alma muerta.
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El hombre que no piensa por sí mismo es un esclavo. Y un traidor a sí mismo y al resto de la Humanidad.
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