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Frases de Quintiliano

Frases de Quintiliano

Fue un retórico y pedagogo hispanorromano.

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  • No es tan dañoso oír lo superficial como dejar de oír lo necesario.



  • Resulta difícil a las personas dichosas la justa comprensión de las miserias ajenas.



  • Es la enfermera que el niño oye por primera vez, y sus palabras las que primero intentará imitar.



  • Las primeras palabras que un bebé escucha y las cuales se ve tentado a imitar, son las de una enfermera.



  • El que miente necesita tener buena memoria.



  • El que parece sabio, entre los tontos, parece tonto entre los sabios



  • Mucho más se desea lo que se veda.



  • La conciencia vale por mil testigos.



  • Algunos hablan demasiado, pero sin decirlo todo.



  • El que pretende pasar por sabio entre los necios, pasa por necio entre los sabios.



  • Aunque la ambición sea un vicio, no obstante, a menudo es causa de virtud.



  • Lo que no ayuda, estorba.



  • No muchas cosas, sino mucho.



  • Nada es más peligroso para el hombre que un rápido cambio de estado.



  • Los malos hábitos es más fácil romperlos que enmendarlos.



  • La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud.



  • Las riquezas están donde están los amigos.



  • Prefiero renunciar a un amigo que a un dicho.



  • No vivo para comer, sino que como para vivir.



  • Bastante riqueza es no desear más.



  • Van mal los asuntos humanos cuando queda solamente la fe en los asuntos materiales.



  • A la mayor parte de los niños no les falta ingenio, sino aplicación.



  • De ahí que concluya que hay grandes recursos que se encuentran en los niños, los cuales se pierden con los años. Es evidente, por tanto, que no es de la naturaleza, sino de nuestra propia negligencia, de lo que debemos quejarnos.



  • Lo que llega prematuramente a la perfección pronto perece.



  • Aunque la ambición en sí misma es un vicio, a menudo es el padre de las virtudes.



  • En la variedad está el placer.



  • Del maldiciente al malhechor sólo media la ocasión.



  • El embustero ha de poseer buena memoria.



  • Condenan lo que no entienden.



  • El juicio que haya de emitirse sobre tan eminentes hombres ha de pronunciarse con modestia y circunspección, a fin de que (lo que muchas veces sucede) no condenen lo que ni siquiera entienden.



  • Rara cosa es el respeto a sí mismo.